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Amenaza aérea
Muy extraña la presencia de un dron merodeando la casa de la fiscal de la Nación, Patricia Benavides. Ocurrió el 13 de julio, a pocas horas de haber anunciado que iba a retomar la investigación sobre el presidente Pedro Castillo y su presunta intromisión en los ascensos de las Fuerzas Armadas y policiales.
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Muy extraña la presencia de un dron merodeando la casa de la fiscal de la Nación, Patricia Benavides. Ocurrió el 13 de julio, a pocas horas de haber anunciado que iba a retomar la investigación sobre el presidente Pedro Castillo y su presunta intromisión en los ascensos de las Fuerzas Armadas y policiales.
¿Quién ordenó la incursión de este aparato electrónico? ¿Con qué fines se intentó espiar a la fiscal? Porque estos artefactos vuelan con cámaras y micrófonos de alta tecnología y precisión. Y no es que estén disponibles para cualquier ciudadano. Evidentemente se trató de un acto intimidatorio realizado por algún poder oculto. La Policía, en todo caso, ya anda tras la pista del dron y ha alertado a sus efectivos.
Lo que no se debe olvidar, sin embargo, es que este incidente se produce en un contexto en que las denuncias e investigaciones sobre el mandatario y sus allegados se multiplican casi sin cesar. Prácticamente todas por sospechas de corrupción de funcionarios y malos manejos en los altos mandos del Ejecutivo y ciertos ministerios, para las cuales la fiscal Benavides ha conformado equipos especializados.
Y el reglaje de este aparato volador se vuelve más preocupante luego de la abrupta salida del ministro del Interior, Mariano González, quien acusó directamente a Pedro Castillo de estar involucrado en actividades delictivas y de haber intentado obstruir el trabajo del comando policial que constituyó para capturar a Bruno Pacheco, Juan Silva y al sobrinísimo Fray Vásquez Castillo.
Así como se desactivó la amenaza que la permanencia de González en el gabinete suponía para estos allegados presidenciales, no sería nada raro que se esté buscando, asimismo, interferir con las pesquisas de la fiscal de la Nación. Ya sea por el mecanismo del amedrentamiento o por cualquier otra vía que permita cortarle las alas a los agentes de la Fiscalía.
Es claro que estamos ante un presidente de la República que tiene terror a que la verdad se abra paso y finalmente emerja en su contra con la fuerza de una erupción volcánica. De ahí su indisimulable total aversión a las investigaciones, sean de la prensa, de la Policía o del Ministerio Público.
Pero quienes conocen a la fiscal Benavides saben que ella no retrocederá. Y los demócratas de verdad debemos darle todo nuestro respaldo.
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