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Las alergias (Parte 3): Asma bronquial
“La creencia de que el uso de inhaladores vuelve dependiente al niño o altera su crecimiento es falsa”.
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El asma bronquial es la alergia respiratoria más importante y frecuente, especialmente en niños. Según estadísticas mundiales, su prevalencia en la edad escolar varía entre 2% y 30% de la población. En Arequipa, según el Instituto de Asmatología y Alergia, el 18% de niños entre los 4 y 12 años sufre de asma bronquial. La frecuencia disminuye con la edad, y en adolescentes es entre 5% y 6%.
Esta condición tiene franca tendencia hereditaria. Es una inflamación alérgica de los bronquios y bronquiolos que despierta en ellos una hiperreactividad que hace que se estrechen en diversos grados ante ciertos factores desencadenantes. Como en la rinitis alérgica, estos factores son “aeroalérgenos” que respiramos; pero también el ejercicio físico, las emociones intensas, ciertos virus respiratorios y medicamentos antiinflamatorios.
En niños menores de tres años se suelen producir infecciones gripales que estrechan los bronquios y se les llama síndrome obstructivo bronquial (SOB) sin llegar a ser asma bronquial. Pero si este síndrome se repite tres o más veces, se considera asma infantil.
Los síntomas del asma bronquial son tos, silbidos que siente el paciente o quienes están cerca de él, diversos grados de dificultad respiratoria (agitación), que varían según la intensidad del episodio. Es muy importante que la consulta médica sea precoz. Los tests alérgicos de la piel, ya descritos anteriormente, son indispensables para encontrar los aeroalérgenos causantes.
El tratamiento incluye el no farmacológico y el farmacológico. El primero es el control ambiental que hace la familia según lo encontrado en las pruebas alérgicas y siguiendo las instrucciones del médico. El farmacológico incluye medicación por vía oral e inhalatoria. La medicación por vía oral incluye el Montelukast y diversos tipos de antihistamínicos.
Los inhaladores contienen sustancias que actúan directamente en los bronquios y son los más efectivos y los únicos que logran curar el asma bronquial. En nuestro medio hay cierta resistencia al uso de inhaladores por la creencia de que el niño se vuelva dependiente o que alteran su crecimiento, lo cual es totalmente falso. Las nebulizaciones con bronquio-dilatadores se usan para ayudar en las crisis asmáticas.
No existen vacunas para el asma, ni inyectables y menos aún por vía oral. El método de la desensibilización es hoy muy poco usado, ya que requiere inyecciones semanales por tiempo largo, siendo poco eficaz y costoso.
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