PUBLICIDAD
Las alergias (Parte 2): La Rinitis
“Las alergias respiratorias son frecuentes. Las más comunes son la rinitis alérgica y el asma bronquial”.
Imagen
Fecha Actualización
Como se dijo anteriormente, la alergia respiratoria es tan frecuente como la de la piel, que ya fue descrita. Las alergias respiratorias pueden afectar cualquier parte de la mucosa respiratoria: la mucosa nasal, la faringe, la laringe, la tráquea, los bronquios, y los bronquiolos, o a varios de ellos simultáneamente.
Las más comunes son la rinitis alérgica y el asma bronquial. La rinitis se manifiesta con uno o varios de los siguientes síntomas: picor nasal, catarro, estornudos frecuentes, diversos grados de obstrucción nasal, que pueden ser constantes o solo a ciertas horas del día o durante la noche. En el examen, el médico encontrará edema (hinchazón) de la mucosa nasal y de los cornetes, de color pálido, y disminución del espacio de las fosas nasales.
La rinitis puede causar aumento del tamaño de los adenoides y puede extenderse a la mucosa de los senos paranasales, ocasionando adenoiditis o sinusitis alérgica. Se pueden también producir dolores de cabeza de diversos tipos y grados y hasta migrañas. Es frecuente que la inflamación alérgica de la mucosa nasal se extienda a la conjuntiva ocular, con ardor de ojos, enrojecimiento y lagrimeo, lo que se denomina rinoconjuntivitis, o puede que el moco nasal resbale hacia la garganta y cause carraspeo, lo que se denomina rinofaringitis.
La rinitis alérgica es causada por el contacto de la mucosa nasal con aeroalergénos, es decir, con elementos que flotan en el aire que respiramos, como ácaros del polvo de casa, caspa de animales, polen, hongos, etc. También influye de manera importante la contaminación ambiental de los derivados del petróleo o diesel, que emiten los vehículos motorizados y fábricas, y, en nuestra ciudad, elementos sulfurados de los volcanes.
El diagnóstico de rinitis se basa en la historia clínica y en el examen físico fundamentalmente. Sin embargo, es conveniente realizar dos estudios complementarios: 1) la determinación de la eosinofilia nasal, que es muy simple y consiste en frotar la mucosa nasal con un hisopo y ver la cantidad de eosinófilos existentes; y, 2) las pruebas alérgicas epicutáneas, como las que se hacen para las alergias alimentarias, pero con los extractos alergénicos ambientales.
El tratamiento varía según el caso y consiste en el uso de antihistamínicos orales y la aplicación de sprays nasales que contienen diversos tipos de corticoides que actúan localmente, sin mayor absorción. El tiempo del tratamiento depende de la respuesta de cada paciente.
PUBLICIDAD
ULTIMAS NOTICIAS
Imagen
Imagen
Imagen
PUBLICIDAD