El devenir del caso Odebrecht en nuestras tierras se ha debilitado considerablemente con esta prohibición expresa desde Brasil para que los testimonios del mafioso de Barata dados a Perú no sean válidos en nuestro país. Antes ya la justicia brasileña había declarado como inválidas todas las pruebas de los servidores y prohibió que los mafiosos de Odebrecht presten nuevos testimonios, pero esto último ya taxativamente blinda a Barata y su banda. Claro, aquí los fiscales y sus waripoleras mediáticas minimizarán o negarán el impacto de esta decisión, pero es evidente que cualquier caso pierde muchísimo fuelle si precisamente sus testigos estrellas desaparecen; no se necesita ser abogado para percatarse de eso. A ver, intenten ahora extraditar desde Brasil a Barata o detenerle en el extranjero. Posiblemente ni Interpol se meterá en sus viajes. ¡Cómo se nota el cambio de aire judicial en Brasil desde la llegada del delincuente de Lula al poder, el otro cómplice de las andanzas de Odebrecht en el extranjero! Al toque todos se alinearon allá, comenzando con el juececito de Días Toffoli, para facilitarle la vida a Odebrecht.
En suma, estos brasileños nos robaron como quisieron. Sus funcionarios se fueron allá y retiraron tranquilos sus patrimonios personales del país. La empresa también liquidó sus activos locales y se le impuso un pago ridículo de US$228 millones a muy cómodos 15 años. Encima, el juez César San Martín les permitió seguir operando en nuestro país con la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios. Y a cambio de todo eso… ¡Ahora sus testimonios no valen! ¡Para cojudos no nos gana nadie en el planeta a los peruanos! Y para felones también, porque Odebrecht NO podría haber hecho nada de esto sin la complicidad de tanto Felipillo e incauto peruano en las fiscalías, juzgados, ONGs y medios. Quiero escuchar ahora a Gorriti, Chincha, Mávila, Tola, la Ospina, RMP, AAR y todos los coleguitas que defendían tanto ese acuerdo lesivo contra el país. Se quedarán calladitos.