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Debió ser presidente
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Es ineludible que hoy me refiera al recientemente fallecido Luis Bedoya, de lejos el mejor político profesional peruano de los que he alcanzado a ver en mi vida, porque en él se conjugaba inteligencia, ilustración, carácter, calle, las cosas claras y una gran capacidad de gestión pública (esto último es bastante raro en los abogados que se meten a políticos). Pones a Toledo, Ollanta, Sagasti, Belaunde, García, Paniagua y PPK al lado y lloras. Todo eso lo demostró cuando fue dos veces un extraordinario alcalde de Lima, el mejor que ha ocupado ese cargo. Bedoya debió ser presidente en los 80, pues era infinitamente superior al inútil absoluto de Belaunde y al desastre demagógico de Alan García 1, pero el brillante “electarado” que desde siempre tenemos prefirió a estos dos. Nos perdimos un presidente excepcional; Sendero no crecía así con Bedoya ni hubiera habido ese “Aprocalipsis” económico. Es más, fueron tan idiotas que prefirieron a Del Castillo que Bedoya para alcalde de Lima en 1986 (aunque en mi opinión, esa elección la ganó Barrantes y allí hubo fraude en ese conteo tan sospechosamente dilatado, además de varias pendejadas típicas de los apristas de entonces, como el ilegal “balconazo” de García la noche anterior en Palacio para apoyar a Del Castillo o el soltar escandalosamente una encuesta de cómo iba la votación por el entonces alanista Canal 4 de Nicanor Gonzales al mediodía. ¡En pleno sufragio!).
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El primer gran error en la vida política de Bedoya fue no salir a la calle en julio de 1974 para encabezar las manifestaciones contra la dictadura de Velasco. Se hubiera ganado una deportación, pero hubiera entrado a Palacio en 1980 de las manos del antimilitarismo, como lo hizo FBT. El segundo fue pactar un cogobierno con AP en 1980 por dos ministerios, porque el pésimo segundo belaundismo le quemó a él y al PPC. Descanse en paz, Tucán.
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