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De aquí a abril puede ocurrir cualquier cosa, así que nada es concluyente, sobre todo en la inestable política local donde las tendencias varían con cada mordisco que un candidato hace a un sánguche de chicharrón. Con eso en mente, las encuestas de IPSOS e IEP publicadas ayer muestran coincidencias desde las que se pueden construir algunas ideas sobre el partidor electoral.
- Lo primero es que todos son pitufos. Aun así, que los tres primeros lugares sean para Forsyth, Guzmán y Mendoza es una señal de que el electorado quiere algo distinto a lo que gobernó los últimos 30 años y a quienes orquestaron la crisis política que nos ha acompañado desde el 2016. Esto, en sí mismo, es una buena noticia.
- La candidatura de Keiko Fujimori seguirá creciendo, en parte porque siempre tiene un voto oculto de gente que prefiere no hacer público su fujimorismo y también porque el intento de crear paralelamente candidaturas fujimoristas sin fujimoris no ha funcionado: Cillóniz y López de Aliaga están en el fondo más oscuro de la tabla y nada hace pensar que puedan salir de ahí. Sin embargo, su anti voto le impone un techo bajo. Al igual que César Acuña y Ollanta Humala, por quienes un 65% o más dice que definitivamente no votaría por ellos, Keiko Fujimori no tendría de dónde conseguir los votos para ganar una posible segunda vuelta.
- Si vemos el segundo pelotón, no descarto que Lescano, De Soto y Salaverry den un brinco con la llegada del calor veraniego. Recuerden que la política peruana es personalista y algo que estos tres candidatos parecen tener, según Ipsos, es que despiertan interés y su anti voto no es tan alto. Sabremos qué les depara cuando comiencen a bailar el ritmo de la campaña.
- Sobre el Congreso, es muy probable que tengamos un Legislativo mega fraccionado, con mínimo 8 o 9 bancadas, donde el presidente no tenga mayoría. Esto último es lo más seguro de todo.
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