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Se intensifica la pandemia en Portugal tras el “tsunami” de la tercera ola
El país europeo fue reconocido modelo de gestión de la pandemia el 2020. Ahora, sus residentes sufren el desborde de un “tsunami” que ha colapsado los hospitales debido al incremento de casos por coronavirus.
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En Portugal, la tercera ola consecuencia de la pandemia de COVID-19 ha dejado más de 12,000 muertos en lo que va de la enfermedad. Asimismo, se ha registrado un colapso total en hospitales con un récord de víctimas impensable hace apenas unas semanas. Por ello, el ejecutivo luso ha reforzado algunas medidas, retornando al confinamiento total de la población.
Solo en el mes de enero se han localizado 5.000 fallecidos. Mientras que en las últimas 24 horas, Portugal confirmó 293 muertes y 12,435 casos positivos, según datos del Ministerio de Salud brindados a la agencia EFE.
El primer ministro de Portugal, Antonio Costa, se ha visto forzado a endurecer el confinamiento y cerrar la frontera con España. Del mismo modo, cerraron colegios y añadieron el teletrabajo como recursos para no continuar propagando el virus.
Portugal es un país con poco más de 10 millones de habitantes que se enfrentó a la COVID-19 en primera instancia de forma ejemplar; sin embargo, las circunstancias han cambiado y el país se está desbordando.
Los expertos coinciden en que el “relajo” en las pascuas y la propagación de la variante británica son las principales consecuencias del aumento de casi el 30% de los casos confirmados por coronavirus en Portugal.
El Gobierno ha reaccionado intempestivamente ante el desborde de contagios, un ejemplo de ello son las decisiones polémicas con respecto a la prohibición de las clases online para posteriormente recuperarlas o sugiriendo el traslado de los enfermos al extranjero.
Mientras tanto, el presidente Marcelo Rebelo de Sousa, reelegido el día 24 de enero y el político mejor valorado de buena parte de Europa, presagia un confinamiento largo y no oculta la gravedad: “Todo se juega en las próximas semanas”.
Portugal confinado
Desde la medianoche y durante 14 días, el país europeo ha prohibido la salida de los portugueses manteniendo el confinamiento general. Además, se retomarán los controles en la frontera con España.
El Ejecutivo luso justifica su decisión como un “ejercicio de responsabilidad” que tendrá un enorme impacto en las organizaciones españolas que estiman más de 10,000 transportistas afectados, pues circulan entre ambos países. No obstante, el cruce de mercadería y el paso de trabajadores transnacionales continúa abierto.
Además, Portugal exigirá una PCR negativa y guardar dos semanas de cuarentena a los viajeros procedentes, entre otros países, de España, República Checa o Irlanda, que ingresen en su territorio por vía aérea, debido a la alta incidencia de coronavirus en estos países.
Para los que lleguen de Alemania, Italia, Francia, Bélgica o Luxemburgo será suficiente una PCR negativa y los de Finlandia o Noruega -con menor prevalencia del virus-, no tendrán restricciones.
De la misma forma, Lisboa mantiene suspendidos los vuelos con Reino Unido y Brasil.
Asuntos polémicos
Portugal aún mantiene asuntos controversiales que han generado polémica entre la población y los profesionales de la salud, quienes protestan por las aglomeraciones de ambulancias agolpadas en las puertas de hospitales durante días y enfermos pasando la noche dentro a la espera de atención.
Los expertos en salud culpan al Ejecutivo de falta de vaticinio, rechazando el comentario de la titular de Salud, Marta Temido, apuntando a la posibilidad de enviar enfermos fuera del país.
“Transferir enfermos al extranjero es una estrategia ridícula”, le contestaba un director médico de un conocido hospital de la nación.
Asimismo, ante la falta de personal médico, el Gobierno busca el regreso de los especialistas portugueses que se fueron del país.
“Quieren que regresan enfermeros portugueses que están en Inglaterra, Bélgica o Francia y no van a regresar a cambio de un contrato de cuatro meses”, denuncia Alfredo Gomes, portavoz del Sindicato de Enfermeros Portugueses (SEP).
Por otra parte, hace apenas una semana, el ejecutivo decretó “vacaciones forzosas” para las instituciones de enseñanza, desde guarderías a universidades, hasta el 5 de febrero, descartando las aulas virtuales por considerar que aumentan las desigualdades.
Sin embargo, solo unos días después anunció aulas virtuales desde el 8 de febrero.
La Asociación Nacional de Directores de Agrupaciones de Escuelas (ANDAEP) recuerda que el Gobierno no ha cumplido su promesa de garantizar ordenadores para todos los alumnos. Asimismo, el Ministerio de Educación sostiene que ha entregado 100,000, y aún “faltan 335,000”.
Ni siquiera la campaña de vacunación contra la COVID-19 está exenta de polémica, pues la decisión de incluir a políticos, altos cargos y alcaldes en los grupos prioritarios -que recibirán la vacuna a partir del lunes- ha desatado la indignación popular. La presión ha obligado a las autoridades a reducir la lista de “elegidos” a 50, una cifra todavía significativa.
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