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Los salvadoreños eligen nuevo presidente entre fricciones por violencia y costo de vida
Se trata de la sexta elección presidencial desde que el país recobró la democracia en 1992, tras doce años de una sangrienta guerra civil y mediante la firma de acuerdos de paz entre el gobierno y la guerrilla.
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El Salvador elige este domingo un nuevo presidente con el exalcalde de San Salvador Nayib Bukele como favorito, ante el desgaste de los tradicionales partidos de derecha e izquierda por la persistencia de la violencia de las pandillas y el alto costo de vida.
Bajo rigurosas medidas de seguridad y la observación de la Unión Europea (UE) y la Organización de Estados Americanos (OEA), los comicios comienzan a las 07:00 locales (13:00 GMT) para que poco más de 5.2 millones de electores acudan a los 1,595 centros de votación.
Se trata de la sexta elección presidencial desde que el país recobró la democracia en 1992, tras doce años de una sangrienta guerra civil y mediante la firma de acuerdos de paz entre el gobierno y la guerrilla.
Todas las encuestas colocan en la delantera a Bukele, de 37 años, que se presenta bajo la bandera del conservador partido Gran Alianza por la Unidad Nacional (Gana); seguido del también empresario de supermercados Carlos Calleja (42), de una coalición de cuatro partidos de derecha liderada por Alianza Republicana Nacionalista (Arena).
En el eventual caso de que Bukele lograra imponerse, deberá pactar una alianza para poder gobernar con la derecha que domina el actual Congreso, en funciones hasta 2021.
En la contienda de este domingo, también participan el gobernante Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, exguerrilla izquierdista), que presenta al excanciller Hugo Martínez, de tercero en las encuestas; y el empresario Josué Alvarado, del minoritario partido Vamos, sin posibilidades.
Si ningún candidato obtiene la mitad más uno de los votos, habrá un balotaje el 10 de marzo para determinar quién relevará en la presidencia a Salvador Sánchez Cerén.
Inseguridad, la prioridad
Quien resulte ganador deberá atender el ya viejo problema de las violentas pandillas, que extorsionan a la población y fueron responsables de la mayoría de los 3,340 homicidios cometidos en 2018 en En Salvador, un país con una tasa de 51 muertes por cada 100,000 habitantes.
"El nuevo presidente debe ofrecer soluciones atrevidas en el tema de la seguridad", declaró a la AFP el analista y profesor de la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN) Carlos Carcach.
En el pasado, gobiernos de derecha le apostaron a la represión o negociaron en secreto la reducción de homicidios con las pandillas.
La izquierda, en tanto, con el expresidente Mauricio Funes (2009-2014), alentó una tregua entre las dos principales pandillas que redujo los homicidios.
Cada año miles de salvadoreños emigran por la violencia y la falta de empleo.
"Uno piensa y repiensa si vale la pena quedarse en este país o tomar valor e irse a probar suerte a otro, porque esto de las maras está jodido (muy mal), alguien debe hacer algo pues no se aguanta", dijo a la AFP Sergio Hernández, un carpintero de 41 años.
Entre octubre y noviembre pasado, más de 3,000 salvadoreños abandonaron el país en caravana con la intención de cumplir el llamado "sueño americano" en Estados Unidos.
Estancamiento económico
El futuro mandatario deberá enfrentar el lento crecimiento de la economía dolarizada que en los últimos cinco años no ha logrado llegar al 3% de crecimiento anual.
"La debilidad de la economía salvadoreña está asociada a las reformas que se implementaron después de la guerra (1980-1992); reformas cuyo centro fue la liberalización", destacó en un editorial la jesuita Universidad Centroamericana (UCA).
Para la UCA, los gobiernos de derecha implantaron una reforma fiscal que redujo el impuesto a la renta, se introdujo el IVA (13.5%), se vendieron los bancos estatales, se privatizaron empresas gubernamentales, y se impuso la dolarización para "acelerar el crecimiento económico vía libre mercado".
Las reformas provocaron sin embargo efectos contrarios, ya que "el único éxito del modelo fue la concentración de la riqueza en pocas manos" y el país vive las consecuencias con "la violencia, el desplazamiento, la migración forzada y las maras (que) son subproducto del modelo implementado", resume la UCA.
Zulma Barrientos, de 27 años, empleada de un supermercado en San Salvador, solo espera que el nuevo presidente le apueste a construir "un mejor país para todos, sin importar color político".
Agencia AFP
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