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¿Por qué el ataúd de Isabel II está revestido con plomo?
La práctica de colocar a la realeza en ataúdes forrados con plomo se remonta a cientos de años.
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Los actos protocolares que forman parte del funeral de la reina Isabel II de Inglaterra contemplan un hecho que para muchos puede ser considerado extraño, pero que tiene una explicación histórica: el ataúd de la monarca está revestido de plomo.
El ataúd de la reina, que ya ha estado listo desde hace 30 años, es inusualmente pesado debido a que está revestido de plomo, un metal que viene siendo usado por la realeza desde décadas como parte del protocolo d conservación del cuerpo. De hecho, la princesa Diana y el príncipe Felipe también fueron puestos en ataúdes revestidos de este metal.
La práctica de colocar a la realeza en ataúdes forrados con plomo se remonta a cientos de años. Durante siglos, los reyes , reinas , príncipes y princesas han sido colocados en ataúdes de plomo para preservar mejor sus cuerpos. Una tradición que data de una época en la que aún no se disponía de métodos modernos de conservación, como el uso de formaldehído que no se descubrió hasta 1869.
La descomposición es, obviamente, algo que afecta a todos, desde los reyes hasta campesinos, lo que significa que los cuerpos pueden terminar de una manera particularmente desagradable. Una situación que no se quiere para una monarca que será velada de manera protocolar por más de 10 días seguidos.
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EL REY QUE EXPLOTÓ
Esta práctica se da justamente para evitar la desagradable experiencia del primer rey normando de Inglaterra , Guillermo el Conquistador, luego de su muerte.
Resulta que Guillermo sufrió una lesión, mientras cabalgaba en una batalla, que le atravesó los intestinos y lo condenó a morir lentamente en agonía sin que nada se pudiera hacer.
Sin embargo, las personas en su vida a las que no había tratado bien, incluido su hijo, con quien estaba en guerra real, decidieron no molestarse en organizar un funeral adecuado y simplemente dejaron que el cuerpo se descompusiera sobre una losa de piedra a la espera de que algún voluntario se ofreciera a enterrarlo.
Eventualmente, un caballero se encargó de transportar el cuerpo 112 kilómetros (70 millas) hasta Caen para ser enterrado, mientras el cuerpo continuaba descomponiéndose.
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Al llegar, un incendio en la ciudad calentó un poco más el cadáver y mantuvo los gases producto de la descomposición en expansión. Para el día del funeral, estaba demasiado hinchado para caber en el sarcófago. Sin dejarse intimidar por la física básica, como un niño que intenta meter un juguete cuadrado a través de un agujero en forma de círculo, los sepultureros intentaron meterlo allí de todos modos.
Fue en ese momento cuando el cuerpo explotó y “las entrañas hinchadas reventaron, y un hedor intolerable asaltó las fosas nasales de los transeúntes y de toda la multitud”, según el monje benedictino y cronista Orderic Vitalis. Los dolientes se cubrieron con jugo de rey muerto, como si se tratase de una venganza desde el más allá.
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CAMBIO EN LOS PROTOCOLOS
Los miembros de la realeza que llegaron a su ataúd en los siglos siguientes han tenido un final más digno gracias a un método que significa que sus cuerpos se conservan hasta un año más de lo que ocurre en los ataúdes estándar, según informa IFLscience.
Los ataúdes revestidos de plomo retrasan la descomposición del cuerpo al mantener la humedad fuera del ataúd. El plomo no se descompone y permanece hermético, de manera que se evita la descomposición, pero también la liberación de olores y gases. Además, esta práctica se volvió importante debido a que los miembros de la realeza no son enterrados, sino que fueron puestos en un mausoleo sobre la superficie.
Durante siglos en Europa, este tipo de ataúd estuvo fuera del rango de precio para todos los plebeyos, excepto para los más ricos. En el Reino Unido todavía se requiere legalmente para cualquier cuerpo que vaya a ser enterrado en la superficie.
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