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[Informe21] La Navidad de los niños en el mundo
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A pocos días de Navidad y de Año Nuevo, se cierra uno de los años más duros para la infancia en el mundo, pero, a su vez, se abre la puerta hacia una nueva esperanza para todos los niños, niñas y adolescentes que resultaron más afectados por la pandemia del COVID-19, un mortal virus que apareció por primera vez en el mundo a finales de 2019, en China, y que –en cuestión de meses– se esparció por todo el mundo, cobrando la vida de más de un inocente.
Han pasado dos años desde entonces y, como resultado, al menos 100 millones de niños entraron en situación de pobreza en el mundo. De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), dicha cifra representa un 10% más desde 2019. Un porcentaje no menor quedó huérfano de padre o de madre, mientras que otros perdieron a sus tutores. A ello se suma el estrés y la ansiedad generada por la cuarentena, la educación a distancia y otras restricciones no tan flexibles para los menores de edad, quienes recibirán la Navidad de una forma distinta este año.
El informe “Prevenir una década perdida: Acción urgente para invertir el devastador impacto del COVID-19 en menores y jóvenes” de Unicef señala que, desde la aparición del coronavirus, aumentó también la cifra de niños y adolescentes con hambre, sin escolarizar, abusados, sin acceso a una atención médica oportuna, y en países de África y Asia, vendidos para realizar matrimonios forzados.
En palabras de la directora de la organización, Henrietta Fore, se trata de “la mayor amenaza para la infancia en nuestros 75 años de historia”. “En un año en que deberíamos mirar hacia adelante, estamos retrocediendo”, dijo el pasado 8 de diciembre, fecha en que lamentó que otros 60 millones de menores estén viviendo en hogares de bajos recursos, sin recibir vacunas esenciales.
“A lo largo de nuestra historia, Unicef ha ayudado a crear entornos más saludables y seguros para los niños y niñas de todo el mundo, y hemos obtenido excelentes resultados que han beneficiado a millones; sin embargo, estos avances están en peligro (...). A medida que aumenta el número de niños y niñas que pasan hambre, no van a la escuela, sufren abusos, viven en pobreza o se ven obligados a casarse, disminuye la cantidad de niños y niñas que cuentan con acceso a atención de la salud, vacunas, alimentos suficientes y servicios esenciales”, expresó.
Bajo estas condiciones, y en la víspera de una de las festividades más significativas para los menores de edad, es urgente que las autoridades de todos los países pongan en la mira mejorar las condiciones para los que son considerados como uno de los sectores más vulnerables de la sociedad.
Una generación optimista
Aunque los estragos de la pandemia golpearon fuertemente a la infancia, para la representante de Unicef en Perú, Ana de Mendoza, esta es una oportunidad para reflexionar y analizar las diferencias y similitudes que existen entre la mirada de los adultos y los menores respecto a la niñez “en este contexto tan cambiante”.
Rodrigo Gómez, un adolescente que estudia en la IE Ramón Castilla de Comas, consideró que, entre las tres cosas más importantes para el éxito, se requiere una buena educación con profesores capacitados. Su respuesta coincide con una encuesta realizada por Unicef en Perú, en la cual la mayoría de jóvenes ubican a la educación (67%) como el factor principal para alcanzar el éxito, por encima del trabajo duro (23%). Adultos encuestados también señalaron a la educación como lo más importante para el éxito (68%).
En ese sentido, De Mendoza hizo un llamado al gobierno en Perú para que garantice un retorno seguro a clases en 2022, de manera que los niños, niñas y adolescentes puedan superar con mayor prontitud las adversidades del año que se va. “La pandemia ha tenido un impacto muy duro en los niños. Durante meses los adolescentes de 12 a 17 años no pudieron salir de sus casas; llevamos dos ciclos escolares con colegios cerrados y aunque ha habido avances en sitios rurales, no ha sido suficiente”, sostuvo a Perú21.
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Agregó que a la fecha hay solo 8 millones de niños matriculados a nivel nacional, de los cuales 7 millones han dejado de estudiar de forma presencial. “La mayoría de esos chicos están en situaciones de riesgo, 700 mil han dejado de asistir a clases y es una realidad que el aprendizaje ha sido fuerte estos dos últimos años. Hay niños que sabían escribir perfectamente y han desaprendido, otros que ni siquiera pudieron aprender a leer”, manifestó.
Otra de las preocupaciones es las brechas entre sectores, ya que las innovaciones digitales y el apoyo familiar han sido distintos en cada caso. De Mendoza aseguró que “la escuela a la que nos enfrentamos en marzo de 2022 es una escuela con aprendizajes muy diferentes... Muchos niños no han visto a sus compañeros en un largo periodo”. Como consecuencia, entre el 30% y 70% de ellos padece de depresión y ansiedad.
“Para que la promesa pueda cumplirse (del retorno a clases) necesitamos acelerar todos los compromisos de todos los sectores sociales y políticos”, aseveró.
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