Kamala Harris y Donald Trump emprenden este fin de semana un frenético recorrido por un puñado de estados muy disputados en busca del voto de los indecisos para las elecciones presidenciales del martes en Estados Unidos.
La vicepresidenta demócrata y su rival, el expresidente republicano, siguen en empate técnico en las encuestas.
Ambos se centran en los estados clave, donde los candidatos suelen ganar por la mínima, a diferencia de los otros que son tradicionalmente republicanos o demócratas.
La exsenadora, que aspira a convertirse en la primera mujer presidenta del país, utilizará mítines en Georgia, Carolina del Norte y Michigan para enfatizar su mensaje de que Trump es una amenaza para la democracia estadounidense.
Harris piden a los votantes que "pasen página" a Trump, a quien describe como un autoritario.
"Es alguien que está cada vez más inestable, obsesionado con la venganza, consumido por el resentimiento, y el hombre busca un poder sin control", les dijo a sus seguidores en Little Chute, Wisconsin.
El magnate quiere recuperar las llaves de la Casa Blanca. Si lo logra, se convertiría en el primer presidente con una condena penal y cuatro inculpaciones a sus espaldas.
El republicano de 78 años se propone defender el tejido industrial de su país, si fuera necesario con guerras comerciales agresivas y aranceles de hasta el 200%.
DISCURSO INCENDIARIO
Un mensaje que repetirá este fin de semana en Carolina del Norte, Virginia, Pensilvania y Georgia.
Trump ha endurecido al extremo su retórica para movilizar a sus bases, sobre todo la migratoria.
"Los migrantes ilegales que llegan a este país matan gente todos los días" y "están desatando una violenta ola de asesinatos por todo Estados Unidos", afirmó últimamente sin pruebas.
"El mensaje final de Kamala a América es que te odia", dijo el viernes por la noche en Warren, Michigan.
"Nada es más peligroso que darle un inmenso poder a una persona muy débil e incompetente con un coeficiente intelectual extremadamente bajo", soltó horas después en Milwaukee, Wisconsin.
El millonario criticó la economía del gobierno demócrata que considera catastrófica, lo cual desmienten los economistas.
Si Harris gana las elecciones del martes se avecina "una depresión económica al estilo de 1929", predijo el expresidente, que pinta un panorama apocalíptico del país si él pierde.
Tiene ganas de que llegue el día de la votación pero siente nostalgia por el fin de nueve años de aventura con el movimiento "Hagamos a Estados Unidos grande de nuevo" (MAGA, por sus siglas en inglés).
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