El alcalde de la ciudad mexicana de Chilpancingo, Alejandro Arcos, quien había asumido el cargo hace menos de una semana, fue asesinado y decapitado este domingo en la localidad, situada en el estado de Guerrero (suroeste).
El asesinato de Arcos, de 43 años, ha sido denunciado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), cuyo presidente, Jesús Zambrano, ha sostenido que el hecho es "una muestra más de la ausencia de gobernabilidad" en el estado de Guerrero, que se encuentra "claramente en manos de la delincuencia".
"Además de enviar nuestra sentida solidaridad a su esposa, familiares y amigos, le exigimos a Claudia Sheinbaum tome directamente en sus manos el esclarecimiento y castigo de este asesinato político en este narcoestado sureño", señaló en su cuenta en la red social X, en un mensaje dirigido a la nueva presidenta mexicana.
La gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, condenó "de manera enérgica el homicidio: "Su pérdida enluta a toda la sociedad guerrerense y nos llena de indignación", para luego señalar que ha dado la orden de "intensificar los operativos de vigilancia y proximidad social en diversos puntos de Chilpancingo".
El hecho ocurre apenas unos días después del asesinato del secretario general del Ayuntamiento de Chilpancingo, Francisco Gonzalo Tapia, quien fue tiroteado por una persona no identificada cuando caminaba por el centro de la ciudad.
Chilpancingo lleva años siendo escenario de un enfrentamiento entre varias bandas criminales que se disputan el control de varios municipios en Guerrero, lo que ha derivado en un aumento de la violencia y cientos de muertos.
Tras asumir el cargo, Arcos Catalán aseguró que su principal compromiso era “garantizar la paz y la seguridad en el municipio” y que esto lo cumpliría “de la mano del Ejército Mexicano”.
"Guerrero, y en particular Chilpancingo, es desde hace unos años el centro de una guerra entre grupos criminales. En concreto, Los Tlacos y Los Ardillos, parte de una galaxia de mafias locales que pelean entre sí tras la caída de las grandes organizaciones. El objetivo es la disputa del territorio para controlar todo tipo de negocios. No solo el narcotráfico, que tiene una larga tradición en Guerrero, productor de opio y marihuana en la sierra, a poco más de una hora en coche desde la capital. Secuestro, extorsión, trata de personas, transporte, alimentación, cualquier actividad que dé algo dinero. Las mafias son parte de una maraña de intereses económicos y políticos que, sumada a la debilidad, cuando no abandono institucional, provoca un cóctel explosivo que hace difícil identificar sus ingredientes", describe el corresponsal de El País en México.
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