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La brutal gripe española, la pandemia que diezmó un tercio de la población del mundo
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Las pandemias son quizá los sucesos más tremendos y arbitrarios en la historia de la civilización. Pestes que se propagan como reguero de pólvora en el mundo entero, que cobran vidas pronto entre ancianos y niños, y mientras se atiende a esa población vulnerable, el virus literalmente se carga a los adultos sanos.
La memoria de la medicina alcanza al año 430 a.C., cuando se produjo la llamada peste de Atenas; el siguiente registro data del siglo XIV, cuando la peste bubónica asoló y diezmó Europa. Pero la historia más dramática de la medicina se detiene en la Primera Guerra Mundial, cuando aparece la gripe española o la Gripe de 1918.
La llamaron la española porque los primeros reportes de su existencia se publicaron en España. Los países en guerra ocultaron estratégicamente la enfermedad y las víctimas que esta cobraba hasta entrado el año 1919; en cambio, la prensa española reportaba sobre su ferocidad y la mortandad que dejaba a su paso. La impresión, entonces, fue que se trataba de un virus ibérico y que solo España lo padecía. Al final los españoles perdieron 300 mil compatriotas, pero el planeta vio diezmarse en un tercio su población, en el mundo se perdieron entre 60 y 100 millones de vidas.
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La gripe española fue lo que ahora se conoce como la H1N1, pero entonces no se había descubierto la penicilina, no existían los antibióticos y tampoco las condiciones de salubridad para contener una pandemia. Durante años se creyó que su origen fue China, pero ahora se ha impuesto la tesis de que comenzó en los Estados Unidos, en el campamento de Fort Riley en Kansas, cuando un soldado alistado para luchar en la Gran Guerra se presentó en la enfermería sangrando por la nariz, con una fiebre altísima, insuficiencia respiratoria y el rostro azulado por la falta de oxígeno.
El infectólogo peruano Eduardo Gotuzzo la describe como producto de un virus novedoso, de carácter agresivo y de altísima mortalidad. “Las autopsias en pacientes que murieron hace 100 años a causa de esa influenza revelan que el 30% tuvo neumonía. Entonces, esas personas no murieron necesariamente por el virus de la H1N1, sino por las complicaciones de la neumonía”, refiere.
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La velocidad de esa pandemia fue brutal, en solo 18 meses la gripe española azotó Europa, Asia, parte del África y América; el virus prendió en marzo de 1918 y mató hasta setiembre de 1919. En la China murieron 30 millones de habitantes; en la India, entre diez y diecisiete millones de indios; en África Subsahariana, dos millones de personas; más de medio millón en los Estados Unidos; 400 mil en Francia; 250 mil en Gran Bretaña. No quedó un recodo en el mundo que se salvara de la plaga. La revista National Geographic recuerda que en 1997 el científico Johan Hultin llegó a Brevig Mission, una localidad en Alaska donde viven unos 200 habitantes. Exhumó el cuerpo de una mujer, extrajo una muestra de su pulmón y volvió a sepultarlo, lo hizo para secuenciar el genoma del virus que 80 años antes había matado al 90 % de esa población.
Al Perú llegó en tres etapas: la primera alcanzó a Lima, Trujillo e Iquitos; la segunda se extendió en Iquitos y Trujillo, y la tercera azotó Ica y causó nuevos infectados en Lima. Murieron alrededor de cincuenta y tres mil peruanos.
Una pandemia no tiene miramientos, la gripe española mató al pintor Gustav Klimt, al sociólogo Max Weber, al poeta Guillaume Apollinaire, al escritor Edmond Rostand y enfermó al rey de España Alfonso XIII, a uno de los hijos de los reyes de Suecia y al presidente de los EE.UU. Woodrow Wilson.
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