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Manuel Efraín Pérez, el médico peruano que atendía a contagiados de COVID-19 murió a sus 75 años en Italia

Manuel Pérez es el médico número 142 fallecido en Italia con el coronavirus. Durante la pandemia, el doctor siguió haciendo con la emergencia del COVID-19 lo mismo que toda su vida, darlo todo por ayudar.

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El "doctor Manuel", como lo llamaban los trabajadores de las dos ONG de ambulancias voluntarias que presidía, Fratres Mutinae y La Sorgente, atendía también en la clínica Villa Pineta, en la localidad de Pavullo, en cuidados subintensivos. Imagen del tras
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Siempre siguió su vocación de ayudar. A sus 75 años, Manuel Efraín Pérez, médico peruano de nacimiento y boloñés de adopción, no lo dudó y siguió haciendo con la emergencia del COVID-19 lo mismo que toda su vida, darlo todo por ayudar, pero esta vez el coronavirus pudo con él.
El doctor Pérez es el médico número 142 fallecido en Italia con el coronavirus, según la lista del Colegio de Médicos, que incluye también a los jubilados que trabajan voluntariamente en esta crisis, pero detrás de ese número está la historia de un hombre inusual, un médico de corazón que no dejó de trabajar y liderar iniciativas solidarias hasta el último momento.
Era un hombre muy comprometido, un maestro de vida muy amado y un maestro de la medicina”, cuenta Cristian, uno de sus dos hijos y también médico como él.
El “doctor Manuel”, como lo llamaban los trabajadores de las dos ONG de ambulancias voluntarias que presidía, Fratres Mutinae y La Sorgente, atendía también en la clínica Villa Pineta, en la localidad de Pavullo, en cuidados subintensivos.
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Era al principio de la emergencia. No teníamos elementos de protección, y él diagnosticó al primer paciente sospechoso de la COVID-19. Luego se autoaisló voluntariamente y unos días después empezaron la fiebre y los síntomas respiratorios”, recuerda su hijo.
Después empeoró y hace unas semanas fue trasladado en una de sus ambulancias, con Cristian al frente, a Bologna, donde este martes falleció, pero nunca perdió el ánimo y en el video del traslado puede verse cómo saludaba a su equipo de natación de la Guardia de Finanzas, con quienes había empezado a nadar los últimos años, deseando recuperarse para volver al trabajo.
Luchó muchos días en cuidados intensivos. Mi padre nació en los Andes en 1945 y creo que esto le dio una predisposición especial que le ayudó a luchar hasta el final, aunque en esta ocasión no pudo vencer”, cuenta.
Y desgrana la historia de Manuel Efraín Pérez: “Estudió en Lima, en el colegio militar Leoncio Prado, del que tiene muy buenos recuerdos y agradecimiento, pues allí creció y se desarrolló como hombre. Después se vino a Italia a estudiar medicina, fue el primer peruano en llegar a Bologna, a finales de los 60”, recuerda Cristian.
En esa ciudad de Emilia-Romaña se graduó en la Facultad de Medicina y siempre trabajó en esta región de Italia, hasta 1988. “Entonces quiso ayudar a su país, Perú estaba inmersa en el periodo del terrorismo de Sendero Luminoso, y nos fuimos toda la familia a Perú”.
Allí en su país, organizó y puso en práctica un proyecto con el arzobispado del Callao, montó tres ambulatorios en el barrio de Bocanegra, y un curso de enfermería técnica del que era el director.
Nosotros tuvimos ocasión de conocer un país nuevo, nosotros que veníamos de Italia, y vimos cómo era la pobreza, la lucha por sobrevivir. A la 1, al terminar el colegio, íbamos al ambulatorio a ver a mi padre. Por aquellas calles no entraba la policía, era peligroso, pero nosotros íbamos paseando tranquilos porque todo el mundo conocía a mi padre, eso nos ayudaba mucho”, prosigue Cristian.
Después de cuatro años ayudando a Perú el doctor y su familia regresaron a Italia.
“Yo seguí sus pasos, porque había aprendido de él lo que es ser médico de corazón. De él aprendí sobre todo la parte humana, porque la parte médica la puedes aprender en la universidad”.
El doctor Manuel nunca dejó su actividad solidaria, seguía al frente de la Asociación voluntaria Fratres Mutinae, y de La Sorgente, donde su hijo es el director sanitario.
Precisamente, hace unos 6 años abrimos en Lima una ONG también con este nombre para ayudar a quien mas lo necesita”, señala Cristian, quien cuenta que han recibido mucho apoyo de la aseguradora Mapfre, “que creyó en el proyecto”.
“Este año tenía que llegar a Brasil, pero se paró por el COVID-19. Supongo que continuaré yo con el proyecto cuando se pueda”, añade.
Cristian es anestesiólogo, trabaja en cuidados subintensivos en varios hospitales y sobre todo en estas asociaciones de voluntarios, que especialmente trasladan a pacientes con COVID-19 en sus ambulancias, o a los que salen del hospital hasta sus domicilios.
Tenemos dos ambulancias con el dispositivo ‘Pure Health’ para desinfección y saneamiento mediante luces ultravioleta”, señala.
La página de Facebook de Fratres Mutinae está inundada de mensajes de recuerdo del doctor Manuel, que deja a su mujer Kristina y a sus dos hijos, Alexander, enfermero, y Cristian el médico, además de un gran vacío en todos los voluntarios.
Antes de terminar la conversación, Cristian añade: “Mi padre también abrió un ambulatorio en Reggio Emilia para atender a inmigrantes irregulares, en colaboración con Caritas”. Toda una personalidad el peruano Manuel Efraín Pérez.
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