/getHTML/media/1229342
Nicolás Yerovi: "Celebramos la sobrevivencia"
/getHTML/media/1229339
Fernán Altuve: "¿Presentar candidato de 87 años se puede considerar estabilidad?"
/getHTML/media/1229338
Orgullo de ser peruano: ¿Qué nos hace sentirlo?
/getHTML/media/1229336
Nancy Arellano sobre Elecciones en Venezuela: "Esta no es una elección tradicional"
/getHTML/media/1229265
Zelmira Aguilar: "Alejandro Villanueva creó el estilo de juego de Alianza y Selección"
/getHTML/media/1229195
Cherman: "Quien me quiebra el lado patriótico fue Juan Acevedo con Paco Yunque"
/getHTML/media/1229190
Marco Poma CEO de Tkambio: "Perú está atrasado en materia de 'open banking'"
/getHTML/media/1229009
Javier Arévalo, escritor: "Sin bibliotecas, el hábito de leer no nace en los niños"
/getHTML/media/1228674
Mujeres Aymaras sorprenden con su arte en Desfile de Modas
PUBLICIDAD

British Plastilina

Imagen
notitle
Fecha Actualización
Guillermo Giacosa,Opina.21ggiacosa@peru21.com

El Reino Unido (UK) quiere aplicar en Malvinas el principio de autodeterminación de los pueblos. Es un disparate jurídico pues los actuales habitantes de ese territorio usurpado fueron implantados por los propios británicos y son ciudadanos de ese país. ¿Qué otra cosa que UK van a elegir?

Sin embargo, en la isla de Diego García, en el Océano Índico, también ocupada por el Reino Unido, aplican el principio opuesto. Hace más de 40 años expulsaron a los nativos de dicha isla para que Estados Unidos pusiera una base militar y una prisión estilo Guantánamo. Desde entonces, sus antiguos habitantes deambulan como parias exigiendo que Londres les devuelva su tierra. Diego García es una isla de coral de 44 kilómetros cuadrados cuyos habitantes, hoy en el exilio, se denominan chagosianos. Para deshacerse de ellos bloquearon el ingreso de alimentos, por lo que algunos se trasladaron a la vecina isla Mauricio, donde sobreviven en precarias casillas. Otros fueron embarcados a la fuerza y otros más engañados con promesas de vacaciones gratuitas en el exterior para, después, impedirles regresar. Hay casos como el de María Aimée, quien en 1969 llevó a sus hijos a Mauricio para un tratamiento médico y, luego, no la dejaron subir al barco para retornar. Recién se pudo reencontrar con su marido dos años más tarde. Muchos no soportaron el destierro. Hubo suicidios y alcoholismo. En una nota publicada por The Times ella recuerda: "Era el paraíso, éramos como aves libres, y ahora estamos igual que en una prisión". Se calcula que, de los dos mil habitantes originales, hoy viven menos de 700. La moral UK es, como vemos, de plastilina.