¿Quieres sexo más placentero? Activa estas zonas erógenas

Las zonas erógenas son algunas partes sensibles del cuerpo que logran despertar el deseo sexual. Si logras estimular correctamente estas áreas podrás disfrutar de un ardiente y erótico encuentro sexual con tu pareja.

Según recomienda Martha Torron Villanta, fisiosexóloga y fisioterapeuta especializada en suelo pélvico, neurología y técnicas de relajación, la estimulación táctil en el sexo es muy importante ya que en la piel tenemos muchísimos receptores capaces de activar nuestra libido.

“Según la zona del cuerpo, los receptores estarán especializados en activar el placer sexual de manera directa en zonas erógenas principales o de manera asociada en zonas erógenas secundarias”, señala la fisiosexóloga en la página web tusexoentusmanos.com.

Martha explica que las zonas erógenas principales en el hombre son: el glande del pene, el escroto, el margen anal y la próstata. Y en la mujer: el clítoris, o la entidad clitoridiana.

Mientras que las zonas erógenas secundarias: Se encuentran en todo tu cuerpo a excepción de las que hemos nombrado. En la mujer se incluyen los senos y el pezón, los que producen efectos distintos al tocarlos.

Hay tres formas de brindar caricias que puedes aplicar: Con las manos, con los labios, la lengua e incluso con la respiración contra el cuerpo del otro. Puedes utilizar una venda para los ojos, debido que al tapar uno de los sentidos se potencian los demás, señala la web enfemenino.com.

Si tu pareja no te ha comunicado cuáles son sus zonas erógenas, puedes empezar besando cada parte de su cuerpo y así observarás en qué zonas tiene mayor reacción sexual.

Recuerda que el grado de concentración en el acto sexual te ayudará a elevar la excitación. “Si estás totalmente relajada y preparada para recibir la atención de tu pareja, las zonas erógenas que sean tocadas provocarán mucho placer y excitación”, nos dice en enfemenino.com.

La especialista Martha Torron recomienda redescubrir el cuerpo mediante las autocaricias. “Empieza por las manos, acarícialas y nota cada uno de los huesos que crean montañitas, resíguelos, como si fueras de barro y estuvieras moldeándote. Nota la textura de la palma y del dorso, en los nudillos y en las uñas. Sigue así por todo el cuerpo”, agregó.