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“El problema del ministro es que, si su sector no hace cosas diferentes a las que ha venido haciendo, difícilmente tendrá otros resultados”.

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El ministro de Economía, Alex Contreras, cierra el año con una nueva promesa, esta vez la de lograr un crecimiento económico de 3% para 2024. Las anteriores ofertas, de revertir la caída a partir del tercer trimestre y luego en el cuarto trimestre, fueron quedando de lado con los resultados del INEI que consolidaban la recesión en la que el país se encuentra.
“Nos ratificamos en la proyección de crecimiento del 3% para 2024", ha dicho ayer Contreras indicando que en ello coincide con las proyecciones del Banco Central de Reserva.
El problema del ministro es que, si su sector no hace cosas diferentes a las que ha venido haciendo, difícilmente tendrá otros resultados. El efecto rebote, luego de la caída del PBI de este año, no tendrá un impacto significativo si no pisa a fondo el acelerador del MEF. O si continúa sin ejercer el liderazgo necesario para que las principales carteras ministeriales promuevan la inversión privada y ejecuten el presupuesto público asignado.
Dos circunstancias negativas que, de no cambiar de inmediato, impedirán remontar el pesimismo empresarial en las encuestas de confianza del BCR. Un malestar que se viene acentuando desde hace varios años debido a una serie de medidas erráticas y las diferentes crisis de gobierno que ha vivido el país, que se sumaron, para mal, a las cuarentenas de la pandemia.
Las cosas parecían haber comenzado a enderezarse con la salida de Pedro Castillo, pero la expectativa ha ido desinflándose y este gobierno tampoco ha sabido devolver la confianza a los inversionistas debido a su escasa credibilidad. Descrédito al que, desde luego, aporta también un Congreso que ha llegado a extremos nunca antes vistos de desprestigio ante la ciudadanía.
Dos pésimas señales que dio el gobierno este año fueron los discursos contradictorios sobre la viabilidad del proyecto minero Tía María y la enorme cantidad de dinero público que siguió inyectándole a Petroperú, además de entregarle lotes a dedo, pese a la situación casi de quiebra en la que se encuentra.
“En el marco de la reactivación económica”, ha señalado el ministro, se están “destrabando proyectos”, y el próximo año se van a “seguir aprobando medidas para acelerar la recuperación de la inversión privada y revertir expectativas negativas”.
Esperemos nomás que alguien en el Ejecutivo se encargue de poner en marcha esos motores de la economía, pues estos no se van a encender solos.