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Algo huele raro

Desde que se conocieron las denuncias acerca de probables reglajes a opositores y periodistas por parte del Servicio de Inteligencia, el Gobierno reacciona de mala manera –con mucho nerviosismo– cada vez que se toca el tema. Es como si se les hubiera descubierto en pleno acto, por lo que la sensación que están dando es que algo están ocultando.

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Fritz Du Bois,La opinión del directorPor ejemplo, ayer en la conferencia de prensa del premier y dos ministros de Estado, en lugar de aclarar u ofrecer indagar sobre lo que se ha revelado, salieron con la pierna en alto atacando a todos los que habían manifestado preocupación ante la posibilidad de estar siendo seguidos o interceptados.

Por otro lado, la Comisión de Inteligencia, actualmente a cargo del oficialismo, ha dejado su obligación fiscalizadora completamente de lado. Más aún, su presidenta ha asumido un rol exclusivamente partidario y está negando a priori que pueda haber algo de cierto en lo que se ha denunciado. Ello en lugar de cumplir con su función e investigarlo.

En realidad, cuando explotó el escándalo del SIN y la forma cómo había sido políticamente utilizado se dijo que nunca volvería a ocurrir, gracias a que los servicios de inteligencia estarían, en el futuro, bajo la supervisión de parlamentarios. Sin embargo, estamos nuevamente percibiendo que están actuando ilegalmente a favor de un gobierno y en el Legislativo nadie está intentando controlarlos.

Por ello, consideramos que el compromiso de investigar lo que se ha denunciado debería de ser asumido por la Comisión de Fiscalización para poder determinar si hay algo de cierto en ello y si los servicios de inteligencia están involucrados. Es evidente que por el lado del Gobierno así como del oficialismo en el Parlamento no existe voluntad alguna de investigarlos. Sin duda, el riesgo de que la intimidad de los ciudadanos esté siendo violada es demasiado alto como para simplemente archivar el tema y olvidarlo.