El Perú que frena

Durante casi dos décadas, el Perú ha sido todo un referente para los países latinoamericanos gracias a su buen desempeño económico.

Este permitió reducir la pobreza en 50% en tan solo diez años y consolidar en la clase media a 14.4 millones de peruanos, los cuales perciben ingresos entre S/1,941 y S/9,709 al mes (CCL).

Aquel despegue en lo económico no fue casualidad, ni se debió exclusivamente a “los precios de los metales”, sino a que se apostó por políticas económicas ortodoxas que generaron una gran estabilidad macroeconómica, la cual se cimentó en un bajo nivel de déficit fiscal y deuda pública, el respeto hacia la independencia del Banco Central de Reserva del Perú y la promoción de la inversión privada.

De esta manera, el país se volvió atractivo, lo que atrajo un gran flujo de inversión extranjera. Por ejemplo, entre 1980 y 1994 aquella inversión apenas se duplicó; pero entre 1994 y 2005 se multiplicó por cuatro y entre 2005 y la actualidad aumentó siete veces. Con esto, logramos crecer 6% en promedio en los últimos quince años, lo cual sacó a siete millones de peruanos de la pobreza.

Lamentablemente, a pesar de todo lo que se avanzó, el Perú hoy se frena, ya que con algo de suerte creceremos apenas 2.5% en este año. Este desempeño sería insuficiente para que el mercado laboral pueda absorber a los 300,000 peruanos que empiezan a trabajar por primera vez, sin mencionar a los 860,000 venezolanos que llegaron en búsqueda de mejores oportunidades.

Pareciera ser que nuestros actuales gobernantes están más concentrados en conseguir sus victorias políticas, en lugar de afianzar aquello que sacó a más personas de la pobreza que todos los programas sociales juntos: el crecimiento económico.