/getHTML/media/1229342
Nicolás Yerovi: "Celebramos la sobrevivencia"
/getHTML/media/1229339
Fernán Altuve: "¿Presentar candidato de 87 años se puede considerar estabilidad?"
/getHTML/media/1229338
Orgullo de ser peruano: ¿Qué nos hace sentirlo?
/getHTML/media/1229336
Nancy Arellano sobre Elecciones en Venezuela: "Esta no es una elección tradicional"
/getHTML/media/1229265
Zelmira Aguilar: "Alejandro Villanueva creó el estilo de juego de Alianza y Selección"
/getHTML/media/1229195
Cherman: "Quien me quiebra el lado patriótico fue Juan Acevedo con Paco Yunque"
/getHTML/media/1229190
Marco Poma CEO de Tkambio: "Perú está atrasado en materia de 'open banking'"
/getHTML/media/1229009
Javier Arévalo, escritor: "Sin bibliotecas, el hábito de leer no nace en los niños"
/getHTML/media/1228674
Mujeres Aymaras sorprenden con su arte en Desfile de Modas
PUBLICIDAD

La princesa

“Carrie Fisher tuvo la valentía de afrontar y pelear, y también de reírse de los caminos de su vida”.

Imagen
La actriz estadounidense Carrie Fisher, conocida por su papel de la princesa Leia, murió el martes 27 de diciembre a los 60 años.
Fecha Actualización
Cuando una estrella muere, por un suicidio o el exceso de sustancias o medicamentos, la crítica se divide: los cuestionadores superficales, y los que ven nacer un ícono. Carrie Fisher murió a los 60 años el 27 de diciembre de 2016, y ya entonces yo era su fan, no solo por Star Wars, sino por aquel monólogo de 2010 en el que empieza así: “Hola, soy Carrie Fisher y soy alcohólica”.
Para hablar del dolor y de una adicción hay que tener una entereza inmensa. Ella la tuvo. Admiro su batalla, pelea que perdió, aunque algunos amigos creen que descansar era lo mejor.
Carrie, la princesa Leia como le dirían siempre, cuenta en aquel monólogo lo que fue vivir con la adicción al alcohol, su trastorno bipolar y sus fracasos amorosos.
Carrie Fisher tuvo la valentía de afrontar y pelear, y también de reírse de los caminos de su vida.
“Cuando llegué al mundo estaba prácticamente desatendida. Desde entonces me he pasado la vida buscando llamar la atención”, relataba al recordar su niñez y adolescencia, tiempos claves que muchos padres olvidan.
Al hablar de salud mental le fue mejor de lo que nadie esperaba: “Ahora recibo premios constantemente por el hecho de ser una enferma mental. Por lo visto, soy muy buena en esto. Es un honor”.
Imagen
Decía la Princesa: “Estos años he estado acudiendo a terapia de electroshock. ¿Alguien sabe lo que es eso? Todavía no me lo han explicado. Me invitaron amablemente a ir a un hospital psiquiátrico y yo no quería ser maleducada, así que fui. Es una invitación de lo más exclusiva. ¿Cuántos de vosotros habéis sido invitados a un hospital psiquiátrico?”. Carrie quería vivir, y luchó, pero hay batallas muy duras. Decidió afrontar sus problemas de cara, de frente, como pocos. Y ni eso la salvó. La actriz estadounidense tenía restos de cocaína, heroína, éxtasis y alcohol en el cuerpo cuando falleció, según la oficina forense de Los Ángeles, California.
Hizo todo lo que pudo, pero quizás solo los que tienen angustia y depresión lo entienden. Su último libro, El diario de una princesa, dice: “Nadie más que yo puede rescatarme. Ahora soy la única capaz de hacerlo. Pero no sé cómo ayudarme”. Escribir la hacía olvidar su “preciado pánico”.
Cuando me tatué el rostro de la Princesa Leia y la frase “Lucha como chica”, pensé en cada una de sus palabras. No rendirse. Duele, cuesta, pero hay princesas que sí lo consiguen.
ESTE VIDEO TE PUEDE INTERESAR