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[Opinión] Camila Bozzo: Extravío presidencial

“Cada vez queda más claro que Castillo, atrapado en su concepción localista y gremial, no es capaz de tener una lectura nacional de la política y está sobrepasado por el encargo”.

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[Opinión] Camila Bozzo: Extravío presidencial. (Presidencia Perú)
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Cuando una piensa que este gobierno no puede tocar más fondo, salen a la luz los comentarios que Bellido le hizo a la congresista Chirinos (“ahora solo falta que te violen”, afirma ella que le dijo) para coronar nuestro pasmo. El premier reafirma su profundo machismo y su falta de entendimiento del problema de la violencia contra la mujer; y esto resulta una afrenta en un país en el que el 66% de mujeres mayores de 18 años ha sufrido algún tipo de violencia (INEI). Ante la magnitud del escándalo, Bellido optó por recurrir al clásico subterfugio machista (“en ese instante la señora hubiera denunciado”), a pesar de que el congresista Jerí, testigo presencial, ha confirmado que se sobrepasó con Chirinos. Es, además, la palabra de una mujer agraviada contra la de un político que se mueve al filo del cubileteo y la falacia, y cuya misoginia es célebre.
Lo sucedido debería ser razón suficiente para apartarlo, sin ambages, del gobierno. Sin embargo, luego de permanecer refugiado por horas en un silencio estrepitoso, Castillo declaró que “quieren tumbarse a los ministros para poner a sus aliados”, justificando así a los indefendibles Bellido y Maraví. Además, invitó a sus críticos a debatir “sin zapatos” en el Vraem sobre los “problemas” del país, apelando al discurso vacuo y elemental de campaña.
Cada vez queda más claro que Castillo, atrapado en su concepción localista y gremial, no es capaz de tener una lectura nacional de la política y está sobrepasado por el encargo. En su extravío, Cerrón y Bellido ganan terreno y siguen bregando por mantener su cuota de poder. Pero, más allá de su radicalismo, ambos parecieran estar también desbordados por la situación y por las resistencias que se han topado. Cerrón, además, vive en estados de ensoñación permanente que le hacen fantasear que este será un gobierno revolucionario que refundará la patria. De seguir por el mismo derrotero, el tándem gubernamental Castillo-Cerrón terminará siendo avasallado por el hastío popular y la oposición.