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La historia del piloto que cambió el curso de la Guerra Fría tras desertar con su nave a Japón

En el año 1979, un piloto y su MiG-25 desertaron a Japón. Nadie había visto de cerca, hasta ese entonces, al caza más impresionante de la época, algo que cambió el curso de la historia.

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(Foto: US Navy)
Fecha Actualización
Uno de los iconos de la Guerra Fría es, sin duda, el MiG-25. La capacidad de alcanzar velocidades de hasta 3200 kilómetros por hora supuso que se convirtiera en una de las herramientas que demostraba el poderío de la Unión Soviética. Para los países de la OTAN esta nave era un misterio, lo único que se sabía era el peligro que representaba.
El MiG-25 es, de hecho, uno de los interceptores más veloces y temibles producidos en serie, una marca que ostenta incluso en nuestros días, solo seguido por el avión de reconocimiento SR-71. Sin embargo, a diferencia de este último, el MiG era una pieza de ataque.
También llamado ‘Foxbat’, durante los años que estuvo en servicio, fue realmente una incógnita para los países occidentales, pues poseían datos realmente limitados sobre este durante la Guerra Fría, algo que provocó el desarrollo del F-15 Eagle, el caza americano que era su contraparte.
Durante el lapso más importante de la Guerra Fría, sucedió algo que cambió el curso de esta, desvelando los secretos ocultos detrás de la temible MiG: el 6 de septiembre de 1976, un piloto a los mandos de un MiG-25 Foxbat del 513 Regimiento de Caza del Comando de Defensa Aérea Soviética, desertó con su avión hasta el aeropuerto de Hakodate al norte del Japón.
Viktor Ivanovich Belenko era el nombre del piloto que, para muchos entendidos, cambió el curso de la historia con esta acción y la razón es simple en realidad: Era la primera vez que occidente veía de cerca esta nave, el cual fue analizado al detalle y pudiendo al fin diseñar cazas que le hicieran frente.
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Eso no era todo, sino que el militar ruso tenía también el manual del piloto, el cual permitió a los ingenieros y pilotos de caza estadounidenses entender a fondo y a detalle el funcionamiento y maniobrabilidad del poderoso MiG-25.
La deserción de Belenko tuvo consecuencias directas para las operaciones de la URSS durante la Guerra Fría: no solo ofreció a sus enemigos los datos de uno de los secretos mejores guardados de la Unión Soviética, también obligó a repensar las capacidades de sus cazas para que esto no volviera a pasar.
A causa de esto, se limitaba la capacidad de combustible de las aeronaves soviéticas, con el fin de evitar que los pilotos desertaran a zonas fuera de sus operaciones. Sin embargo, la deserción que cambió todo se ejecutó, algo que cambió el curso de la Guerra Fría tal y como se conoce.
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