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Nelson Troncoso, emprendedor: “Siempre hay un mañana y un café para mi mañana”

Empezó trabajando en un crucero y lo dejó todo por el café peruano. Hoy es el dueño de dos cafeterías en Surco.

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Nelson es un cusqueño de 36 años, que siempre te recibe con una sonrisa detrás de la barra de su cafetería. (Esther Vargas)
Fecha Actualización
Nelson Troncoso contempló de niño el campo, pero la vida lo llevó a trabajar en un crucero sin imaginar que en alta mar nacería una pasión que lo devolvería a sus orígenes, y dejaría todo para dedicarse al café. Pero no fue un cambio de camiseta. Nelson se preparó con rigurosidad y se convirtió en el ‘rey del espresso’, y hoy es dueño de dos cafeterías de especialidad en Surco. El segundo local fue gracias a la sociedad con Edith Peralta, una emprendedora, de 31 años, que como él se enamoró de nuestra bebida bandera.
Nelson es un cusqueño de 36 años, que siempre te recibe con una sonrisa detrás de la barra de su cafetería. Le gusta tomar riesgos, y así fue su llegada a este terreno, donde descubrió que todo iba más allá de la taza, que debía aprender mucho y poner sus energías en esta meta. Viajar a fincas, llevar cursos, lograr certificaciones y trabajar en diversos espacios cafeteros lo llevó al destino que decidió en un inmenso y lujoso crucero.
El primer local está en el Jirón Preciados 126, en Santiago de Surco. El segundo es un espacio amplio y cálido, la cafetería soñada por Nelson. Se ubica en la Av. Aviación 4923, en el mismo distrito donde empezó su aventura cafetalera. “Por fin es una realidad”, dice, con la satisfacción del sueño cumplido. “En tiempo de crisis seguimos, no nos dimos por vencidos”, afirma Nelson, quien a pesar de la pandemia, el cierre de local y la urgencia del delivery logró salir adelante hasta cerrar 2022 con el reto de ganar más clientela.
En ambos espacios, la propuesta es de comida saludable. Por ejemplo, en Navidad ofrecieron panetón integral. La idea es promover buenos hábitos alimenticios, y cuidan cada detalle. Se ofrece café en máquina y métodos como Aeropress, V60, prensa francesa, entre otros.
¿Cómo nació tu relación con el café peruano?
Primero fue por mis orígenes. Mi mamá creció en una zona cafetalera, en La Convención, Cusco. Yo iba de vacaciones, y allí estaba el café. Pasados los años, fui a trabajar en cruceros y es ahí donde descubro el tema del café por mis amistades, que eran europeas, más consumidoras de café. Así nace mi interés. Y renuncio a mi trabajo para enfocarme en el café. Era 2012, 2013. Estudié barismo, y empecé a pensar en Amauta Coffee. Sin embargo, siempre consideré que tenía que aprender. Bien capacitado me atreví en 2017 a tener el espacio propio.
¿Te has posicionado en Surco con mucho trabajo?
Yo estuve trabajando mucho tiempo en Miraflores y San Isidro, y al conversar con mis clientes me decían que venían de esta parte, de Surco, Surquillo y San Borja, por eso mi intención era buscar una cafetería por esta zona. Caminé bastante para ubicar dónde podría ser y surgió la oportunidad en el Óvalo Higuereta. Era 2017.
¿El café que ofreces es de Cusco, Puno y Perené?
Sí, en este momento tenemos tres orígenes, hemos llegado a tener hasta cuatro (Satipo). Al inicio empezamos con un café de Puno por sus características, muy distintas a las que podrías encontrar en muchas cafeterías. Tiene sabores interesantes, un bitter de cacao, una acidez de mandarina, es bien agradable y los clientes lo reconocieron y lo identificaron como un café distinto a lo que habían probado. Hemos tenido buena acogida con el café de Puno. Pasado medio año ya incluí café de Cusco para otro tipo de clientes que esperaba sabores más fuertes. Ahora último estamos trabajando cerca de dos años con el café de Perené, que también tiene sus cualidades. Y así queremos traer más variedades para que nuestros clientes puedan aprender más del café de todo el Perú.
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¿El consumo de café se ha incrementado en el país?
Sí, y no solo el consumo del café, sino el consumo del buen café. En estos cuatro años que llevo trabajando en Amauta Coffee he notado que los clientes son más exigentes: pueden apreciar e identificar buenos cafés, y eso es bueno porque nos motivan a buscar productos de cada vez mejor calidad.
¿Por qué el peruano promedio sigue desconociendo el maravilloso producto que tenemos?
Por la costumbre, me imagino. Recuerdo que en Cusco se consumía un café más negro, pero en el fondo no era lo mejor. En ese tiempo era rico. Lo que sí podría reconocer es que no hemos consumido mucho estos cafés instantáneos (al menos en mi entorno), más hemos estado acostumbrados al café pasado.
¿Qué habilidades debe tener un barista para una buena cafetería?
El compromiso de poder brindar un buen servicio, de ser consciente de todo el trabajo que se hace en campo para uno poder reconocer ese esfuerzo y poder extraer el café de una manera que puedas transmitir esa labor al cliente.
¿Cuál es tu forma favorita de tomar café?
Me gusta el espresso, el de Cusco es el que me capturó. Me puedo tomar hasta diez en un día.
¿Te llaman algunos compañeros ‘el rey del expresso’?
Sí, exacto, he tenido ese apelativo. Por mi pasión, por la dedicación, y ese afán de perseverancia, de exactitud.
¿Cuál es el secreto para tener una cafetería de especialidad?
Tener claro que hay que mejorar cada día. El cliente espera un buen trato, y en nuestras dos cafeterías lo invitamos a conocer, a conversar y a sentirse parte de una comunidad.
¿Empiezas el año con una cafetería gracias a la sociedad con Edith en tiempos en los que muchos cerraron sus negocios por la pandemia?
Ha sido duro. (Ahora Edith interviene: “Nelson me invita a ser parte de este proyecto, que incluye alimentación saludable. Y me sumo. Yo soy administradora y amante del café, así que fue una gran idea”).
¿Qué significado tiene el café de especialidad en tu vida, Nelson?
El café son las raíces de dónde vengo (Cusco). Significa mi estilo de vida, mi día a día ( siempre hay un mañana y siempre hay café para mí mañana). Disfruto y me divierto mucho preparando café.
AUTOFICHA
“Tengo 36 años, soy del Cusco -tierra cafetera-, y cuando trabajaba en un crucero al conversar siempre con clientes de Europa descubrí que había un mundo por conocer. No pensaba dar ese paso hasta que un día me di cuenta que era mi destino”.“Yo empecé de cero. No conocía nada del café especial. Y lo que hice fue prepararme. Sin estudio no hay nada. No se trata de guiarse por la intuición, hay que formarse y eso fue lo que busqué y concreté antes de abrir la cafetería”.“Me gusta atender en la barra, conversar con los clientes y formar a los baristas, para que entiendan la importancia de este producto. Me encanta que los clientes hagan observaciones, así sean críticas. Estamos para mejorar”.
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