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Vicentico: “Después del disco (‘Fabulosos Calavera’), nunca volvimos a ser iguales”

El cantante de la banda argentina Los Fabulosos Cadillacs lanza ‘El pozo brillante’, su séptimo álbum de estudio como solista. Perú21 entrevistó a Vicentico.

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Fecha Actualización
“Me hacía falta estar en casa y no hacer nada. Me gusta no hacer nada”, me dice en una videollamada sobre los meses sin conciertos por la pandemia. Es Vicentico, la voz de Los Fabulosos Cadillacs. Pero hoy no es la voz de los creadores de “Calaveras y diablitos”. Es simplemente Vicentico, el cantautor que acaba de publicar El pozo brillante, su séptimo álbum de estudio como solista.
Viste polo blanco, que hace juego con las cortinas, paredes y marcos blancos de la habitación. Tiene un cigarrillo entre los dedos que aún no decide prender. En los primeros minutos apoya el rostro en su mano mientras suelta breves respuestas. Se para, cruza la puerta y sale al patio, donde las paredes y marcos de las ventanas también son blancos, bajo una tarde nublada. Enciende el cigarrillo. Regresa a la habitación. El mueble donde se sienta también es blanco y luego de unos minutos otra vez cambia de posición. Pero ya no apoya el rostro en su mano. Sonríe, mira a la cámara y sus respuestas dejaron de ser breves.
En Buenos Aires hace frío y a Vicentico le encanta. Después de esta entrevista, saldrá a montar bicicleta y en la noche fría se encontrará con unos amigos para jugar al fútbol. “Así es el día de hoy para mí y es lo más lindo del mundo”, dice.
-Sobre El pozo brillante, en la nota de prensa que me enviaron se dice que tiene que ver con la idea de procrastinar. ¿Qué has aplazado?
Eso no lo escribí yo (ríe). A mí me gusta procrastinar, me gusta dejar para más adelante, no tengo problemas con eso; básicamente, si tengo que hacer algo, no lo hago (ríe). Prefiero dejar las cosas para más adelante. Pero también el momento en el que estoy es el que manda. Si estoy tirado en mi cama, me quedo tirado en la cama; cuando tengo ganas de hacer un concierto, me levanto y voy a hacer el concierto. Ahora, a veces hay obligaciones y también las cumplo con alegría, pero después prefiero la vagancia siempre.
-¿Dedicarte a la música fue una decisión que tomaste sin pensarlo mucho?
Fue sucediendo sin que yo me diera cuenta. Sí tengo algún recuerdo cuando era muy chico: ver cantantes que me gustaban y sentir la necesidad de hacer lo mismo. Y más que decir “quiero hacer esto”, iba y lo hacía. Todo se fue dando solo. Y seguí, seguí y nunca paré.
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-¿Te sientes un músico con todas sus palabras?
Me siento músico porque todo me pasa musicalmente en la cabeza, y por cómo escucho la música me relaciono con el mundo musicalmente.
-Lo digo porque está el músico formado en la academia y el que se forma en la calle. Este último sería tu caso.
Todas las formas son válidas. Es puro bla bla pensar si hay que estudiar o no hay que estudiar. Hay gente que estudia y es espectacular, hay gente que estudia y no pasa nada; así como hay gente que no estudió nada y puede hacer de todo. Es personal el camino.
-¿Dirías que has hecho de todo en la música?
Todo lo que quise sí. Hay veces que tengo ambiciones musicales que se me van de las manos e igual lo intento, igual sí me acerco a lo que quiero.
-Pensando en “No tengo”, una de las canciones del disco, ¿qué te falta?
No me falta nada.
-¿Eso significa que lo tienes todo?
No. Significa que no me falta nada (ríe). Tengo todo y no tengo nada (risas), como dice la canción.
-Han pasado unos 40 años desde que empezaste en la música. ¿Te atreves a hacer algún balance?
Quedó rebien. Pero no le encuentro ningún sentido hacer balance porque estoy en la mitad del camino; incluso, cuando se termina el camino no sé para qué haría un balance si ya se terminó el camino. Pero cuando empecé (en la música) tenía cero expectativas.
-¿Por qué?
No porque me creyera algo malo, sino porque no tenía expectativas, nunca las tuve y, en realidad, tampoco las tengo ahora. Hacer música no es una cuestión de expectativas. Es como una necesidad. Y luego eso me permite viajar por el mundo, conocer gente, tocar, etc.
-Cuando salió el disco Fabulosos Calavera sentí lo que dices: nada de lo que hicieron en ese álbum era tendencia en ese momento, hicieron lo que les dio la gana, ese disco rompió. ¿Así nació?
Nos dio ganas de eso, de contar las cosas de ese modo y nos metimos en ese viaje. En ese momento los Cadillacs sentíamos que teníamos el camino hecho y que teníamos que romper ese camino. Hicimos ese disco y tal vez de un modo egocéntrico creímos que estábamos haciendo algo. Lo que pasa es que uno después se llena la cabeza de ideas y dice “este disco es distinto que el anterior”, y en el fondo son discos, no pasa más nada que eso, y son canciones y tienen como una ropa distinta, pero son canciones al fin y al cabo. Ahora, después de ese disco, lo que sí pasó es que nunca volvimos a ser iguales, no pudimos volver hacia atrás.
-¿Qué les hizo ese disco?
Simplemente nos dimos cuenta de que nos gustaba hacer lo que queríamos hacer. Hasta ese disco, veníamos pensando en la música de un modo en el que creíamos que podíamos hacer canciones que funcionaran, y lo hacíamos y de hecho funcionaban, en algún sentido. Después de ese disco, esa presión desapareció para nosotros y empezamos a hacer discos donde lo importante sea el proceso. Fabulosos Calavera es un disco donde lo importante para nosotros fue cómo lo hicimos, y no lo que hicimos, y de ahí en adelante siempre fue así para todos.
-“Freak”, que abre el disco, es una suerte de chachachá rock futurista, medio freak tal vez. ¿Eres freak?
Un poco debo ser, como todos. Y bueno, para decir eso hay que compararse con otra persona, porque para mí yo soy renormal, pero tal vez me comparo con otra persona y puedo ser freak o al revés.
-¿Para crear discos piensas en las tendencias?
Más bien, en las influencias. No somos gente que está escribiendo grandes obras de música clásica, nos acercamos a la música pop y a lo que pasa de un modo intuitivo.
-Pero Los Fabulosos Cadillacs han dejado grandes obras.
No lo siento, pero vos me lo decís ahora y sí, hay canciones que hicieron los Cadillacs que duran en el tiempo, y me doy cuenta cuando voy a ver un equipo de fútbol y alguien canta una canción de los Cadillacs y pienso: “qué fuerte es esto”, pero me parece una casualidad, no le encuentro mérito.
-¿Y dónde está el mérito de los artistas que perduran?
No sé si hay un mérito. No creo que hagamos las cosas para eso. Simplemente es música que queda en el aire. No estoy de acuerdo con que la música baja de una antena al artista y todo eso, pero a la vez sé que cuando veo otros artistas siento que me tocan una parte del espíritu que no sé cómo lo hacen, y eso es el arte, es cuando sentís empatía con otra persona, te das cuenta que sos un humano, un espíritu latiendo y te sentís parte del mundo de un modo hermoso. Eso me parece que es la música, no somos dueños de nada de lo que hacemos, simplemente nos pasa por la cabeza una idea musical que ya estaba ahí y uno la usa. La música está ahí para ser usada.
AUTOFICHA:
- “(De adolescente) no es que quisiera ser como alguien en especial. Decía: quiero hacer esto, y en seguida me sonaba bien lo que hacía. Como tocaba un poco el piano, y aunque fuera una estupidez lo que tocara, me encontraba feliz con lo que pasaba”.
- “Empecé a pensar en ser solista cuando los Cadillacs decidieron parar, por el 2001. Y como mi trabajo, mi oficio es hacer canciones y salir a cantarlas, tuve que hacer eso para poder seguir viviendo de esto, es mi modo de vida, y no solo en lo económico”.
- “Todo el primer año de esta pandemia la pasé bien. Y ahora lo que siento es ganas de hacer conciertos. Me gusta mucho tocar. Para los músicos es el momento: ir al concierto, prepararse el día entero, el momento de tocar, estar con amigos; eso uno lo extraña, porque es como el día que vas a jugar al fútbol”.
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