El pisco sour nació hace 99 años en el Centro histórico de Lima, en el 'Morris Bar' que cerró sus puertas en 1929, y hoy, a pesar de su fama casi centenaria, corre, salta, flota y se sumerge con prodigiosa habilidad en los paladares de degustadores de todo el mundo.
Este cóctel, que mezcla el célebre licor fermentado de la uva con el ácido rebelde del limón, la clara de huevo que garantiza cremosidad, el dulzor del jarabe de goma y el amargo de las gotas de angostura, no será ajeno a los Juegos Panamericanos, cuya edición 18 comienza este viernes en Lima.
El 'Museo del Pisco', una cadena de bares con dos establecimientos en Lima, uno en Arequipa y otro en Cusco, ha lanzado un cóctel alusivo a los Juegos Panamericanos con la base del tradicional sour y la novedosa aportación de sabores tan inquietantes al gusto como el maracuyá, la mandarina y la naranja.
"Me inspiré para elaborar el cóctel en la antorcha porque es el símbolo que más represente a los Juegos", manifestó Enrique Hermoso, jefe de bármanes del 'Museo del Pisco' en Cusco, la Ciudad Imperial de los incas.
La preparación, que ahora espera el veredicto en las redes sociales para recibir un nombre con el respaldo mayoritario y adecuado del público, es rematada con una delicada decoración con flores de pensamiento, canela y la sal de maras, exclusiva de las altas montañas peruanas.
“Es importante una buena batida al cóctel para darle textura, temperatura y que los ingredientes se mezclen correctamente, como deben ser los esfuerzos de los deportistas para pelear por una medalla”, manifestó Hermoso.