El café es una bebida que puede ser la primera del día, de media mañana o ideal para la tarde, cuando el sol se esconde. Su sabor es increíble y, además, tiene grandes beneficios para la salud.
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No hay mal momento para tomar café si se es amante de esta bebida, pero se puede arruinar todo si no se respetan las reglas básicas de higiene en una cafetería.
En ese sentido, la página Gambero Rosso hace un listado que los clientes deben tomar en cuenta cuando piden un café.
La purga es un proceso fundamental que todo barista debe realizar antes de cada espresso, para asegurar la máxima limpieza de la bebida. El proceso es simple y no toma tiempo: Se desengancha el portafiltro y se extrae el agua con los residuos de la preparación anterior. Es rápido y asegura que el próximo café tendrá el sabor que debe poseer. ¿Se pierde mucha agua? Tan solo un poco, pero a la vista de costo vs beneficio, es un proceso que se debe hacer sí o sí.
El portafiltro se debe limpiar con cepillos o paños especiales para eliminar los restos de café. ¿Viste que sacudieron el portafiltro para limpiarlo? Es una actividad clásicas en muchas cafeterías, pero no la mejor, porque este instrumento debe limpiarse a mano y con pulcritud.
Algunos las llaman ‘campanas’, es decir, son los recipientes donde se colocan los granos de café y deben estar siempre limpios. ¿Cómo saber que lo están? Observa y verifica que estén transparentes y no cubiertas por un halo amarillo, que toma este color por la oxidación del aceite que sale de los granos. Si tiene este color es porque en mucho tiempo no le tomaron la atención necesaria de limpieza.
Si eres fan de la leche con café, toma en cuenta este detalle: la limpieza del tubo de vapor. Si está cubierto con una capa espesa blanca, es porque los restos de leche no se limpiaron adecuadamente. Se trata de pasar un trapo y dejar correr el agua, una desinfección sencilla que debe realizarse en cada uso.
Aunque parezca increíble, sucede: a algunos lavaplatos se les pasan las manchas de lápices labiales y esta taza llega a la mesa con un nuevo café, pero marcada. Si como cliente quieres apoyar a que esto no suceda, puedes limpiar la taza al terminar el café o limpiarte los labios antes de beberlo. Nunca está de más aplicar una nueva norma de buena convivencia.
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