Carlos Gonzales - Tumbao (Foto: USI).
Carlos Gonzales - Tumbao (Foto: USI).

Este domingo 18 de junio falleció Carlos Gonzales, el polémico empresario peruano dueño de la salsoteca Tumbao en Miraflores, quien vivió en medio de dramas, denuncias y hasta detenciones policiales por los más controvertidos motivos.

En la siguiente nota, recuerda sus más llamativos amoríos, las denuncias que recibió y hasta la vez que fue visto saltando techos semidesnudo y con un sable en la mano, al mejor estilo de las tortuninjas.


Carlos Gonzales y su adicción a las drogas

El controvertido empresario reconoció públicamente que más que un consumidor de drogas, era un adicto. Sin embargo, Carlos Gonzales quiso sobreponerse a eso y se sometió a tratamientos de desintoxicación.

Quedó Tumbao. No obstante, cuando él se prohibía el consumo de estupefacientes, confesó que todo su mundo se descontrolaba y que “se me daba la locura de romper las cosas. Me sentía frustrado”.


Carlos Gonzales y Vernis Hernández

En los inicios del año 2000, Carlos Gonzales ya daba bríos de convertirse en el gran empresario que logró ser al posicionar a sus discotecas como las más solicitadas de Lima, por lo que comenzó a traer talentos extranjeros para su salsoteca.

Entre las artistas internacionales que trajo al Perú estuvo la cantante cubana Vernis Hernández, de quien se enamoraría y con quien tendría un hijo. Pero todo lo que comienza acaba y la salsera se separó de Carlos Gonzales luego de denunciarlo por maltrato físico.


Carlos Gonzales y Génesis Tapia

En 2012, el emprendedor peruano volvería a parecer en el centro de la tormenta cuando, su entonces pareja, Génesis Tapia, también lo denunciara por maltratos físicos y hasta contó detalles: “me arrastraba jalándome de los cabellos”.

Sin embargo, al par de días la modelo salió a desmentirlo todo. ¿La razón? “Me amenazaron con matar a mis abuelos y por eso tuve que parar. Tuve que salir en televisión para desmentirlo, porque, si no lo hacía, les pasaba algo a ellos”.


Carlos Gonzales, el sable japonés y el hotel miraflorino

Como cereza al pastel de sus momentos más polémicos está el día en que el dueño del Tumbao se subió al techo de su salsoteca semidesnudo y portando un sable japonés ante la atenta mirada de los presentes.

¿Qué sucedió después? Carlos Gonzales comenzó a saltar por los techos vecinos, cual episodio de las Tortuninjas, hasta llegar a un conocido hotel en Miraflores al que ingresó para cortar un colchón con su sable.

Finalmente, el controvertido emprendedor regresaría a su discoteca donde lo esperaban los asistentes y la Policía Nacional del Perú, quienes fueron alertados por los vecinos y los agentes de serenazgo del distrito.


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