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Sinead O’Connor devastada tras el suicidio de su hijo: “Que nadie siga tu ejemplo” [Historia de una lucha]
La cantautora irlandesa informó la trágica y triste noticia sobre el suicidio de su hijo de 17 años a través de su cuenta de Twitter, en donde sus seguidores expresaron sus condolencias.
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Ni el amor pudo salvarlo. A los 55 años, Sinead O’Connor siente que le han cortado los dos brazos, que la han mutilado, que le han quitado la efímera felicidad que a ratos tenía. Su hijo de 17 años se mató, y ella misma fue a reconocer el cuerpo, y contó detalles en su cuenta en Twitter. A pesar del dolor que la embarga, la recordada cantante pidió algo importante: “Que nadie siga tu ejemplo”.
“Mi hermoso hijo, Nevi’im Nesta Ali Shane O’Connor, la luz de mi vida, decidió terminar su lucha terrenal hoy y ahora está con Dios. Que en paz descanse y que nadie siga su ejemplo. Mi bebé. Te quiero mucho. Por favor, ten paz”, escribió en Twitter.
Nadie, ni ella, que tantas veces ha sentido que la vida es demasiado dura para seguir viviéndola, tendría que recurrir al suicidio. Así lo cree Sinead ahora, una mujer que en medio de tantos tropiezos siempre intentaba no caer más al fondo.
SALUD MENTAL
Sinéad O’Connor ha criticado a las autoridades irlandesas tras la muerte de su hijo de 17 años, Shane, quien, según ella, abandonó el hospital mientras estaba “en vigilancia suicida”.
Shane O’Connor había sido reportado como desaparecido dos días antes de su muerte, y la Garda Síochána lanzó una apelación por su paradero. Desapareció de Newbridge, condado de Kildare, y fue visto por última vez el viernes por la mañana en el área de Tallaght en Dublín. Los oficiales dijeron que estaban preocupados por su bienestar.
O’Connor había alegado previamente que Shane estaba “bajo vigilancia suicida”, según The Guardian
En una serie de tuits el sábado por la noche, después de la confirmación policial de su muerte, la cantante condenó a las autoridades, sobre todo al servicio de salud irlandés HSE y a la agencia de niños y familias Tusla, por su “negativa a aceptar la responsabilidad”.
Ella escribió: “26 horas después de que mi hijo muriera en el llamado cuidado del Estado irlandés en forma de Tusla, todavía no he recibido ningún contacto de Tusla o sus representantes. Gardai me informó de la muerte de mi hijo y luego hablé con los GAL. Ningún contacto de Tusla es inaceptable”.
Más tarde publicó que había “identificado formalmente los restos de mi hijo”, y agregó: “Que Dios perdone al Estado irlandés porque yo nunca lo haré”.
Shane fue uno de los cuatro hijos de O’Connor, junto con Jake Reynolds, Roisin Waters y Yeshua Francis Neil Bonadio.
La madre también tuiteó una canción de Bob Marley, que dedicó a Shane, describiéndolo como su “bebé de ojos azules” y la “luz de mi vida”.
La cantante ha recibido miles de mensajes de condolencias en las redes sociales, incluso de figuras públicas y otras madres que han pasado por experiencias similares.
LAS VECES QUE ELLA QUISO MORIR
En 2015, la cantante escribió en Facebook que quería morirse. Algunos se burlaron de ella, cuestionando que ya no era la bella jovencita que estremecía con su voz; la mayoría la ignoró, y fue noticia en los medios por unos días. Ella siguió su batalla sola.
“Sé que vinieron al hospital a verme y apoyarme, pero se fueron antes de que me despertara y no volvieron más. Por favor, ¿por qué me están haciendo esto? Los necesito. Necesito de su amor. No puedo soportar lo que me están haciendo. No hice nada para ser tratada de esta manera. Nunca dejé a mis hijos. Eso es simplemente una mentira”, escribió Sinead O’Connor en su cuenta de Facebook.
Era diciembre, de uno de sus peores años. “Si una mujer no lo logra la primera vez… lo intentará nuevamente. Quiero mi derecho a morir y lo reclamaré”, publicó Sinead O’Connor, quien lleva treinta años luchando por sobrevivir a la depresión, y a esas ganas constantes de morirse. Sufrió abuso infantil, y eso la marcó para siempre.
Se sentía sola a pesar de su niño de ojos celestes que ya no está.
Semanas atrás de la muerte de su hijo, vivía instalada en un modesto hotel de Nueva York, y allí publicó un desgarrador video desde su habitación. “¿Por qué estamos solos? Las personas que sufren enfermedades mentales son las más vulnerables de la Tierra. Hay que cuidarnos. No somos como todo el mundo”. Esto que es como una ola, esto que es como el mar, que te eleva y te lanza a la orilla, esto es la depresión, y Sinead no deja de luchar.
Criada en Dublín, el matrimonio de sus padres acabó en un divorcio que dividió a la familia y, con solo ocho años, O’Connor se quedó al cuidado de su madre que, según ella, la maltrataba física y sexualmente. Era una “una cámara de tortura”. Así calificó su vida al lado de mamá, pero la perdonó porque acabó por reconocer que las dos tenían problemas mentales, y que ninguna había hecho lo suficiente para tratarlos.
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No fue una adolescente común. Era rebelde, le gustaba faltar a la escuela, a veces se robaba cosas de la tienda. La música la puso en un camino que desconocía, y que le dio fuerzas. Su segundo álbum, ‘I Do Not Want What I Haven’t Got’, la colocó en el escaparate internacional y ‘Nothing Compares 2 U’ encabezó listas de éxitos en medio mundo.
La primera vez que se quiso matar tenía 33 años. Ser famosa le causó repulsión. Pero es que a Sinead la amaban y odiaban, sobre todo después de romper una foto del papa Juan Pablo II en protesta por los abusos de la Iglesia católica. No toleró las críticas, no soportó que tuviera que pelear la custodia de su segunda hijo y cayó en una tristeza profunda que con una sobredosis de pastillas la llevó a rozar la muerte.
Con el mundo en contra y con canciones que ya eran clásicos, reveló que padecía un trastorno bipolar. Se casó tres veces, y hasta el 2020 dijo que deseaba morir sin arruinar la vida de sus hijos. Sus mensajes eran un grito de ayuda. Al comenzar la pandemia se internó en un centro de rehabilitación con cierto optimismo. “Si me tomo este tiempo para curarme, estaré en forma para toda una vida de giras. Si no lo hago, no lo haré”, aseguró.
Tras la reciente muerte de un amigo, confesó haber caído brevemente en las drogas, pero hace pocas semanas enviaba un mensaje de optimismo en sus redes: “He pasado seis años muy traumáticos, pero ahora empieza la recuperación”. Sinead intentaba dar fuerzas a su hijo, pero ese niño maravilloso de ojos azules llamado Shane estaba tan roto como mamá. Y tomó la decisión que Sinead no sabe cómo manejar, porque nunca, NUNCA, la vida y la muerte, le habían dolido tanto.
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