no es una chica sencilla ni quiere serlo. A los 18 años, uno no piensa encajar en la ‘normalidad’ impuesta por cierta gente que se cansa de mirarse a sí misma y sale a criticar a todo el que puede. Pero sus canciones y su sorprendente fama revelan que detrás de esa voz que es un susurro o un grito hay una historia de quiebres emocionales, de malditos haters en internet y de vacíos que quizás nunca tengan explicación. Una canción de Billie te rompe el corazón, pero es posible que a ella ya se le haya hecho pedacitos antes. No es consuelo, claro.

A los 18 años, Billie Eilish ha peleado batallas que la hacen cada día más fuerte en medio de esa fragilidad contradictoria que puede transmitir cuando está delante de un micrófono. Ansiedad, depresión, y una condición que muchos tomaron a broma: el que padece desde niña, lo cual la lleva a realizar sonidos y gestos involuntarios, tics que sus seguidores en redes sociales consideraban graciosos y que ella odiaba. La autoestima de Billie siempre parece estar en la cuerda floja, se balancea frente a un abismo, ese abismo miserable que avizoras cuando te sientes rechazada. “Nunca me he sentido deseada. Mis enamorados pasados nunca me hicieron sentir así, ninguno de ellos. El hecho de no ser deseable físicamente para nadie es algo que marcó mi vida”, lo dijo en una entrevista

“Por eso me visto así, ya que no pienso en ustedes los chicos, o en cualquier persona. No quiero enfocarme en que juzgan mi estilo, o el tamaño de la ropa”, comentó. El verde de luz parece ser su color ahora.

Para la revista Rolling Stone expresó, sin guardarse nada, parte de sus tormentos: “Siempre he querido que me prestaran atención... pero no creo que nadie sepa lo que realmente es la fama. Porque si lo que quería era ser famosa... desde luego no era de esta manera”.

Billie Eilish hizo su debut discográfico a los 15 años pero a los 17 logró fama mundial.

A los 13 años, a raíz del sencillo Ocean Eyes el cual se publicó en 2015 en SoundCloud y volvió a lanzarse con un vídeo musical en Youtube en 2016 cuando ella contaba con 14 años, Billie se hizo un fenómeno viral. En 2017, publicó su EP ‘Don’t Smile at Me', producido por su hermano Finneas O’Connell, su amigo, y cómplice, quien la ayuda a componer o toma sus frases para transformarlas en canciones.

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En una entrevista con la revista neoyorquina Paper, Eilish aseguró que siempre escribe sus letras junto a su hermano Finneas O'Connell, quien es también productor musical.
En una entrevista con la revista neoyorquina Paper, Eilish aseguró que siempre escribe sus letras junto a su hermano Finneas O'Connell, quien es también productor musical.

Las cicatrices del alma

Los problemas de salud mental empezaron a los 12 años. Y es un tema que no esconde. Contarlo la libera, la fortalece y le permite ayudar a los que viven en silencio. Fue en esa época que competía en concursos de baile y comenzó a sentirse insegura. La diagnosticaron con dismorfia corporal: “No podía ni mirarme al espejo”, dice. Se rompió la cadera y ese accidente la alejó de esa pasión, y se metió en un agujero, se aferró a la oscuridad. Fue la fase de la autodestrucción, define. Y remarca, para ti que estás luchando: “la autodestrucción, una fase a la que no debemos llegar”. Billie creía que merecía experimentar el dolor. Y cuando eso pasa por tu cabeza solo buscas frenéticamente el dolor.

“A veces veo a chicas en mis shows con cicatrices en los brazos y eso me rompe el corazón. Ya no tengo cicatrices porque aquello pasó hace mucho tiempo. Pero a unas cuantas de ellas les he dicho ‘Sé buena contigo misma'. Porque lo sé, yo también estuve ahí”.

Billie Eilish -que en su niñez fue muy religiosa, por decisión y muy distinta a sus padres- parece haber logrado transitar delicadamente de la depresión a la paz. Pero el año pasado, a Rolling Stone le reveló que los ataques de pánico eran constantes, por lo general cuando el día se termina, tiempo de incertidumbre, sin sentido y sin luz: “Lloro durante un par de horas cada noche”.

En todo ese tiempo hasta pensó quitarse la vida y exhibirlo en Twitter. Eran esos días malditos. Hasta que la música fue el centro de su vida.

La cantante Billie Eilish alcanzó la fama cuando aún era adolescente, hecho por el cual ha sufrido de ansiedad y se ha sentido aislada.
La cantante Billie Eilish alcanzó la fama cuando aún era adolescente, hecho por el cual ha sufrido de ansiedad y se ha sentido aislada.

¿Por qué comparte su lucha contra la depresión?

“No des ese paso extra que hará que te hagas más daño”

"Creo que lo principal que he escrito ha sido sobre un chico que me destrozó por completo. Era terrible y me trató terriblemente. He escrito muchas canciones sobre él", dijo a Paper. (Getty Images)
"Creo que lo principal que he escrito ha sido sobre un chico que me destrozó por completo. Era terrible y me trató terriblemente. He escrito muchas canciones sobre él", dijo a Paper. (Getty Images)

La cantante tomó la decisión de hacer públicos sus problemas mentales, los cuales la llevaron hasta la más profunda depresión, esa que mira a la muerte.

“Era tan infeliz en el 2018. Era tan infeliz y estaba tan triste”, recalcó la cantante. Y agregó: “Honestamente no creí que llegaría a los 17 años”, agregó.

“Recuerdo que en mi habitación de hotel había una ventana. Recuerdo estar llorando mientras pensaba que la forma en la que iba a morir era haciéndolo por mi propia mano”, dijo y sumó el verso “I wanna end me” (quiero acabar conmigo) de su tema “Bury a Friend”, el cual reflejaba lo destrozada que estaba.

Gracias a la terapia y el apoyo de su familia, ella puso al monstruo a distancia. Su madre, Maggie Baird, fue la fuerza que necesitaba. Y salió, y por eso lo cuenta. Quiere que otros chicos y chicos no se hundan, que se liberen de esos pensamientos, que sean amables con ellos mismos. “No des ese paso extra que hará que te hagas más daño”, apuntó la intérprete de “Bad Guy”. Repite esa frase cada vez que te sientas al límite. Así cuida a sus fans, y se cuida ella. A veces el monstruo nunca se va.

Cuando escuches una canción de recuerda que su corazón estuvo tan roto como el tuyo, que esto de no ser como todo el mundo te hace más vulnerable, pero también fuerte.

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