Redacción PERÚ21

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Flaco y poco agraciado. tenía todos las características para nunca destacar en la televisión y el cine. ¿Cómo un hombre esquelético y enjuto se convertiría en uno de los personajes más amados de la audiencia en habla hispana?

A estos dos ingrediente Ramón Valdés le agregó una dosis perfecta de picardía, humor y amargura para crear a su álter ego: Don Ramón. La fórmula funcionó de inmediato a tal punto que el personaje se convirtió en el único capaz de pelearle codo a codo el protagonismo al huérfano 'Chavo del Ocho'.

Antes el actor mexicano había demostrado su calidad en la actuación. Basta con ver reportes del 'Siglo de Oro' del Cine Mexicano, que lo incluyen en el universo de grandes estrellas junto con Pedro Infante y 'Cantinflas'.

Pero su consagración se daría a partir de 1970 cuando se encuentra con Chespirito, quien alguna vez reconoció que 'Ron Damón' (como lo llamaba) era el único que lo hacía reír.

Roberto Gómez Bolaños, quien por ese entonces ya gozaba de popularidad, lo escogió para incluirlo en el 'Ciudadano Gómez', que sería su primera incursión en la TV.

Nadie que haya visto las repeticiones de 'El Chavo del Ocho' se imagina la vecindad sin el renegón padre de La Chilindrina.

¿Acaso sirvió de engranaje para unir a todos estos geniales personajes?¿Quien sería el encargado de recibir los golpes de Doña Florinda? ¿Quién sería la eterna ilusión de la Bruja del 71? ¿A quién vendría a buscar el Señor Barriga a la vecindad?

La última gira que realizó este actor fue a nuestro país en 1987, meses antes de fallecer. Además, grabó algunos comerciales. Los mayores de 30 años aún guardan con cariño su popular frase "suavecitooooo" haciendo referencia al turrón San José.

Ramón Valdés cumpliría hoy 92 años. Su adicción al tabaco aceleró su muerte, el 9 de agosto de 1988.

De paso también se llevó las esperanzas de verlo nuevamente en La Vecindad, a la cual había renunciado 6 años atrás para iniciar programas con poca suerte como 'Federrico' (1983) y '¡Ah, qué Kiko!' (1987), siempre al lado de su amigo Carlos Villagrán.

El genio está de fiesta y sus seguidores lo recuerdan. Don Ramón continuará por muchos años más en la memoria y si alguna vez se llega a olvidar bastará su "¿Qué pasó, qué pasó?, ¡vamos, ay!" para traerlo de vuelta.