Christina Rosenvinge es un ícono de los 90. Afirma que se considera una artista de clase media y que eso le permite tener libertad creativa. Además, cuenta que se siente una referente feminista y que gracias a su empuje, muchas puertas se abrieron no solo para las mujeres, sino para las bandas. Ahora, regresa al Perú para celebrar por todo lo alto los 30 años de su disco Que me parta un rayo. La cita es este 11 de octubre en el Centro de Convenciones Barranco. Las entradas están a la venta en la plataforma Joinnus.
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¿Cómo alistas tu retorno al Perú?
En Perú siempre me siento como en casa. Me encanta la idea de viajar tan lejos y encontrarme con tanta gente que tiene un sentir muy parecido al mío y recibir tanto cariño es un regalo.
¿Cuál es tu recuerdo más memorable con nuestro país?
Lima te entra por el estómago y no me estoy refiriendo a ir a restaurantes caros. Lo que me fascina de vuestra ciudad es que puedes ir a cualquier sitio en la calle y siempre hay comida fabulosa. Yo diría que el Perú entra por los sentidos. Es un país donde tuve mis primeros conciertos, como el del Salonazo, en el año 93 o 94. Fue un concierto memorable que guardo en el corazón porque fue histórico para mí. Espero pasar un rato más largo y conocer y disfrutar de la naturaleza, es una asignatura pendiente, hacer un poco de turismo.
Alcanzaste el éxito con tu primer disco ‘Que me parta un rayo’, antes de los 30 años.
Para mí, la fama es un efecto secundario de un trabajo que adoro, que es hacer música. Intenté asumirlo con el máximo de naturalidad y asumir la fama como un efecto colateral y no como un fin en sí mismo, como algo que no quería que cambiara mi forma de ser. Tampoco he sido tan famosa, no he tenido ingresos monumentales. Puedo decir con enorme orgullo que mis canciones me han dado para comprar una casa y para criar dos hijos. Me considero artista de clase media y estoy muy orgullosa de eso porque tengo libertad artística total y no tengo responsabilidad sobre un equipo gigante al que tengo que darle hits, sino que puedo hacer lo que quiero y lo que considero que el público necesita oír bajo mi criterio, sin tener en cuenta estudios de marketing.
¿Cuál ha sido el mayor logro en tu carrera?
Cumplir 60 años con la guitarra eléctrica colgada y poderme dedicar a lo que soñaba a los 16 años. He tenido dos hijos que he podido criar sin dejar la música y ahora sigo plenamente activa. Tengo dos giras en marcha, he publicado un libro, música para películas. Mi mayor logro ha sido convertir en profesión algo que era una pasión.
Tu último disco se llama ‘Los versos de Safo’, ¿cómo fue reconstruir sus poemas y convertirlos en canción?
Fue un trabajo precioso. He dedicado un par de años a este proyecto que empezó como un proyecto teatral. Me di cuenta de que Safo era cantautora como yo. He ido cogiendo sus versos, ir montando canciones y añadiendo versos míos. Ha sido un trabajo muy creativo.
La canción “Tú por mí” fue acogida por la comunidad LGBT, ¿te molesta ser una especie de ícono gay?
No, me encanta. Para mí fue una sorpresa cuando se entendió como una relación de amor lésbico porque en realidad la historia de la que habla la canción está basada en una historia real con una amiga y realmente la historia que cuenta es otra. Pero para mí fue un honor que las lesbianas se la apropiaran de alguna manera. Nunca quise tampoco aclarar de qué iba la canción porque me parece más bonito cuando la gente coge la canción y la hace suya. Mi mensaje para la comunidad sería: “El mundo tiene que aceptar quién eres, imponte”.
¿Cómo lograste hacerte un espacio en la música en una época en que no había tanta vitrina para las mujeres?
Para mí, era un camino personal, pero con el tiempo me he dado cuenta de que estaba sirviendo de ejemplo para un montón de mujeres que han venido detrás. Cuando me las voy encontrando una a una y me dicen que verme a mí las animó a hacer lo mismo y es un orgullo haber sido una influencia.
¿Hay más desventaja para las mujeres?
Es mucho más complicado para una mujer hacer música que para un hombre, porque tienes que vivir fuera de casa la mitad del tiempo, que un hombre viaje tanto es algo que se considera normal, mientras que las mujeres se dedican a cuidar a los niños; yo he podido hacerlo, pero es algo excepcional y, desgraciadamente, no hay muchas mujeres que lo han podido hacer, lo cual significa que nos hemos perdido el talento de muchísimas de ellas. Considero que a mi alrededor debió haber una generación de mujeres haciendo lo mismo que hacía yo y, probablemente, mucho de ese talento se quedó en casa y nunca vio la luz.
¿Te consideras un ícono feminista?
Sí. A estas alturas sí, pero no solo un ícono feminista. Creo que también ha habido muchas bandas masculinas que he influenciado en su momento y aun ahora hay muchísimos colegas masculinos para los que soy una influencia a nivel musical y está bien asumir esto y ahora mismo estoy también con la misión de demostrar que se puede cumplir 60 años con la guitarra colgada. Eso es lo que yo considero un éxito.
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