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[Opinión] Mario Guerrero: “El sol vuelve a brillar”
“El BCR interviene de manera esporádica solo para evitar movimientos abruptos”.
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Nuestra moneda vuelve a ser objeto de admiración. Los últimos tiempos fueron de inusual volatilidad para el tipo de cambio por diversos factores: i) la incertidumbre política tras las elecciones de 2021, ii) el fortalecimiento del dólar ante la incertidumbre provocada por el conflicto Rusia-Ucrania, iii) las expectativas de alzas de tasas de interés por la mayor inflación global en 2022. Sin embargo, la resiliente economía peruana –que, a pesar de los recurrentes choques, crece más que sus pares–, los sólidos fundamentos externos y el reconocido manejo del banco central han coadyuvado a que nuestra moneda brille nuevamente como la más estable de América Latina.
La estabilidad hace referencia a que las fluctuaciones diarias del tipo de cambio –hacia arriba y hacia abajo– son de menor intensidad que sus pares de la región, según el cálculo de la volatilidad histórica para los últimos seis meses en Bloomberg. En el Perú, el tipo de cambio fluctúa bajo un sistema de “flotación sucia”, lo que significa que el BCR interviene de manera esporádica solo para evitar movimientos abruptos que podrían producir preocupaciones innecesarias en la población.
Las intervenciones del BCR no cambian la tendencia del tipo de cambio; solo atenúan su volatilidad. En lo que va de 2023, las intervenciones directas –compras y/o ventas en el mercado spot– han sido mínimas en monto (solo US$1 millón en el año, en un mercado de aproximadamente US$400 millones diarios) y en frecuencia (solo 2% de días con intervención), por lo que la estabilidad actual del sol no es atribuible a intervenciones directas del BCRP.
La dirección del tipo de cambio depende de los fundamentos económicos externos del Perú. Por ejemplo, i) del resultado de las transacciones con el exterior: la balanza comercial acumula un superávit de US$8,600 millones hasta febrero (últimos 12 meses), superior a los US$7 mil millones de prepandemia; ii) el nivel de reservas internacionales: que se aproxima a US$75 mil millones y equivale al 28% del PBI, entre los más altos para economías emergentes; iii) los precios internacionales: principalmente de cobre y oro, que suben 8% y 9% en el año respectivamente; iv) el dólar en el mundo: que se debilita 2% en el año, lo que favorece la apreciación del sol; v) el apetito por riesgo en los mercados emergentes: favorable, reflejado en el alza de 3% en el índice de bonos respectivo; vi) el comportamiento de las tasas de interés internacionales respecto de la tasa de interés en el Perú, cuyo diferencial se mantiene estable en el año.
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