La tasa de desempleo a nivel mundial se mantendría alrededor del 6%. (USI)
La tasa de desempleo a nivel mundial se mantendría alrededor del 6%. (USI)

Redacción PERÚ21

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El número de desempleados llegaría este año a 204 millones si la desaceleración económica se materializa y el crecimiento mundial cae por debajo del 2%, estimó hoy la (OIT).

El escenario base de la OIT prevé que el número de personas sin trabajo en 2012 ascendería a 200 millones, cifra que aumentaría a 206 millones en 2016, con una tasa de que se mantendría invariable en torno al 6%, según el informe Tendencias Mundiales del Empleo 2012 de la OIT.

Si la recuperación financiera se produjera, especialmente en la , la predicción sería de 199 millones este año, lo que no alteraría el porcentaje estimado de desempleo.

Sin embargo, estas cifras no reflejan un fenómeno creciente, el de los "desengañados", que actualmente son unos 29 millones. Esas personas tendrían que formar parte de la población activa, pero no solo están desempleadas, sino que también han dejado de buscar trabajo porque consideran que el mercado laboral no tiene un sitio para ellas.

Por regiones, en 2012 las tasas de desocupación se situarían en un 8.5% en los países desarrollados, un 7.2% en , un 4.1% en Asia Oriental (incluida China), un 3.8% en Asia del sur (incluyendo India), un 10.2% en Oriente Medio, un 10.9% en el norte de África y un 8.8% en África subsahariana.

Del déficit de 200 millones de empleos, 27 millones se pueden achacar directamente a la , a contar desde 2007, según el organismo internacional, que cifra en 500 mil los puestos destruidos o no creados durante los últimos dos años.

Por otra parte, a nivel mundial se estima en 1,520 millones el número de trabajadores en situación de vulnerabilidad en el empleo, un incremento de 136 millones desde 2000 y de casi 23 millones desde 2009.

Ante esta situación, la OIT propone cuatro acciones: coordinar las políticas fiscales, reparar y regular el sistema financiero, aplicar medidas que se centren en la economía real y alentar al sector privado para que invierta. Todo esto, sin comprometer la estabilidad fiscal, pero aplicando políticas de estímulo en lugar de medidas de austeridad.