Si de mí dependiera, aprovecharía esta coyuntura para darle un vuelco y una refundación al fútbol peruano. Con un comando técnico que venga no solamente a dirigir la selección mayor, sino a diseñar todo un cambio desde las raíces. Me parece un error soltar nombres que pueden estar de moda. Del Solar está dirigiendo la Sub-23, entonces que quede como interino. Fossati salió campeón con la U, entonces que tome el equipo. Zubeldía salió campeón con el LDU, entonces que tome el equipo. Yo no creo en esa forma de tomar decisiones. Chemo y Fossati tienen visiones distintas. Primero se tiene que entender qué tipo de entrenador necesitamos, qué perfil queremos y evaluar el tema económico. Pusimos a Maturana que estaba de moda, no funcionó. Autuori campeonó con Alianza y Cristal, se puso de moda, estaba funcionando, pero el Congreso lo llamó a rendir cuentas, un absurdo, lo hicieron renunciar. Ternero salió con campeón con Cienciano, no funcionó. Markarián fue subcampeon de la Libertadores con Cristal, se puso de moda, no funcionó. Luego de una evaluación, Oblitas dijo “Gareca es el técnico indicado porque sabe trabajar sobre la escasez. Y en el fútbol peruano hay escasez de figuras”. Hay que volver a enfocarse en un proyecto que tenga una visión de futuro. Fue un error contar con Reynoso. Porque si bien ha sido campeón a nivel de clubes y ha hecho una carrera exitosa, siendo el mejor de los técnicos peruanos en cuanto a prestigio internacional, también se conocía su historia de tener carácter difícil, distante, disociador, con delirio de persecución, con ciertos complejos. Entonces tampoco era el técnico idóneo, pero se le tomó porque era el técnico de moda tras salir campeón con Cruz Azul. Hay que tener menos pasión y más reflexión. El mundial se ha convertido en nuestra obsesión. Y estamos enfocando mal nuestra obsesión. Nuestra obsesión debería ser que el fútbol peruano crezca y se haga competitivo por sus propios medios, no porque llegó un entrenador e hizo magia. Si vamos a esperar cada vez que un entrenador obre una fantasía momentánea como hizo Gareca, vamos a estar eternamente lamentándonos.