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FC Start: cuando el premio por ganar un partido de fútbol es la muerte
En 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, un equipo ucraniano enfrentó con valentía a jugadores del ejercito nazi y vencieron en un encuentro que sabían sería el último.
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La historia del fútbol está plagado de grandes proezas. A lo largo del tiempo, muchos equipos han conseguido grandes triunfos o soberbias goleadas que les permitieron ganar títulos o el respeto del público, rivales incluidos. Pero, ¿qué ocurre cuando el precio por ganar un partido de fútbol es la muerte? Si crees que esto no pudo haber ocurrido es porque no conoces la historia del FC Start.
Este equipo, conformado en plena invasión nazi a Ucrania por jugadores locales, dio mucho qué hablar gracias a sus victorias sobre varios equipos conformados por soldados alemanes que al final les terminó costando la vida, algo que ellos sabían muy bien, siendo esto precisamente lo que los convirtió en leyenda. Esta es la historia del mítico FC Start.
La guerra que aplastó el fútbol
En la década de 1930, el fútbol se popularizó en toda la Unión Soviética, en donde surgió uno de los equipos más talentosos de la época, el Dínamo de Kiev, fundada por la unión de la policía y el Ejército Rojo. Como en toda la región, este deporte era patrocinado por el Estado. Este equipo, en 1939 y 1940, no tuvo precisamente un buen desempeño en comparación a sus años anteriores.
Esto buscaba revertirse en la temporada 41, pero nunca se jugó pues la Alemania Nazi invadió a la URSS el 22 de junio de 1941, desbaratando así al club y a sus jugadores, los cuales muchos fueron llevados al frente o tomados prisioneros, quedando solo un puñado de ellos en la indigencia en medio de un país azotado por la guerra.
Para el 19 de setiembre del mismo año, cuando los alemanes ocuparon la ciudad de Kiev, Josef Kordik, un checo que había llegado como prisionero en la Primera Guerra Mundial, con su perfecto dominio del alemán, se convirtió en un apoyo del régimen, y la panadería para la cual trabajaba, quedó en sus manos. Asiduo fanático del fútbol, inició una epopeya que quedaría para la historia.
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Los 11 de Kordik
En 1942, en la ciudad de Kiev, Kordik encontró a un indigente en las calles arrasada por la guerra y su rostro le pareció conocido. Se trataba de Nikolai Trusevic, el portero del Dinamo de Kiev, a quien llevó a la panadería para brindarle un empleo y cobijo. No sabemos qué conversaron en esos días, pero ambos tuvieron una idea: reunir a los jugadores sobrevivientes del Dinamo y hacerlo resurgir.
Trusevic había salido del campo de concentración de Bojarka junto a otros deportistas, firmando un documento de rendición y fidelidad al régimen nazi, para poder quedar en libertad. Eso sí, la libertad no te aseguraba una buena vida, por lo cual tuvo que mendigar varios días. En Kiev había cuatro tipos de personas libres: Reischsdeutsche (arios puros), Volksdeutsche (descendiente de alemanes), los ciudadanos no alemanes que apoyaron a los invasores o no se mostraron hostiles, y por último, los que firmaron documentos de apoyo pero que seguían siendo sospechosos.
A este grupo pertenecía Trusevic cuando, junto a Kordik, empezaron a buscar a sus antiguos compañeros, una tarea no tan fácil sabiendo que muchos quedaron varados en otros campos de concentración y ni siquiera teniendo la certeza si es que todos estaban vivos. No fue tan mal la cosa, pues encontraron a 7 jugadores del Dinamo y otros 3 del Lokomotiv, su clásico rival en años anteriores.
La panificadora estatal número 3 de Kordik prontos se convirtió en el refugio de un equipo al que bautizaron como el FC Start, empezando a jugar partidos de fútbol con equipos conformados por tropas del régimen nazi en Kiev, ganando popularidad por las sendas goleadas que dejaban a los rivales.
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FC Start y su arranque
Svyridovskiy, Korotkykh, Klimenko, Tyutchev, Putistin, Kuzmenko y Goncharenko, junto a Trusevic eran los exDinamo que conformaban el equipo, y Balakin, Sukharev y Mielnizhuk eran del Lokomotiv que unieron fuerzas para conformar al equipo de la panadería, el FC Start.
El 7 de julio de 1942, el FC Start jugó su primer partido en la liga local. El primer oponente del FC Start fue Rukh, el equipo favorito de Shtetsov. El FC Start ganó por 7-2, a pesar de estar mal alimentados y mal equipados.
Pero ganar un encuentro local no iba a servir para forjar una leyenda. Un oficial nazi, reconociendo al equipo, fue la bisagra para que una de las historias más poderosas del fútbol mundial se haga realidad. Si bien Ucrania estaba bajo el dominio nazi, faltaba el relato, uno que termine por desmoronar la moral de los invadidos y realce la supuesta superioridad del régimen alemán: el fútbol era la clave.
El 21 de junio, anunciado por la prensa bajo control nazi, se jugó el encuentro entre el FC Start y la Guarnición Húngara, que sería triunfo por 6-2 para el equipo de la panadería. Este fue el primero de muchos partidos en donde había un común denominador: triunfo del Start con abultados resultados.
El 6 de agosto jugarían uno de los partidos más importantes de sus vidas, ante el Flakelf de Alemania, un conjunto de jugadores del ejército alemán que tuvo el mismo destino: 5-1 para los de la panadería. Esto empezaba a ser preocupante para los nazis, que temía que, con la popularidad del fútbol, estas victorias realcen la moral ucraniana y redujera el control de las tropas del Eje.
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Entre el orgullo deportivo y la muerte
Ante esto, el Flakelf pidió revancha, fijada para el 9 de agosto en el estadio Zenit, siendo nombrado un oficial de las Waffen-SS como árbitro, en un encuentro que claramente los nazis buscaban ganar por la razón o por la fuerza. Los rumores de que los alemanes no tenían pensado perder este partido tras conocerse al juez del encuentro se extendieron y llegaron a los jugadores del FC Start.
Si ya de por sí los nazis buscaban parcializar como sea el juego, muchos imaginaron el destino de cada uno ante una eventual victoria, los alemanes no se quedarían tranquilos y cada uno de los jugadores del equipo de la panadería lo sabían. Cualquier excusa iba a ser válida para darles fin en caso el equipo alemán caiga.
Así llegó el 9 de agosto y el inicio del partido. Los del Start se negaron a dar el saludo nazi a sus rivales ni a las autoridades ahí presentes, algo que inundó el estadio de susurros. Los once del FC Start salieron al campo con la siguiente alineación.
Georgy TimofeyevMykola TrusevychIvan KuzmenkoPavel KomarovAlexei KlimenkoNikolai KorotkykhVasily SukharevFeodor TyutchevMakar GoncharenkoMilkhail Mielnizhuk
Como se preveía, el juez no hizo más que inclinar la balanza para los alemanes, que abusaron del juego brusco para detener los ataques de los ucranianos, que exigían una serie de faltas cometidas por el Flakelf. En una violenta jugada, el portero Trusevic recibió una patada en la cabeza, y mientras estaba aún turbado, recibió un tanto de los alemanes.
Los reclamos, como era de esperarse, no fueron tomados en cuenta por el juez, mientras el elenco nazi mantenía el juego sucio para obtener la victoria. Kuzmenko anotó de tiro libre el empate. Este gol fue un elixir de vida para los ucranianos, que se envalentonaron y le dieron vuelta al resultado con dos magníficos tantos para que el primer tiempo termine en un 3-1 a favor.
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“Asuman las consecuencias”
Cuenta la leyenda que al terminar el primer tiempo, el equipo ucraniano recibió una advertencia: “déjense derrotar, o asuman las consecuencias”.
El segundo tiempo fue una extensión de una lucha feroz entre el talento y la rudeza, con un condimento de injusticia de parte del árbitro, que seguía permitiendo un juego salvaje de parte de los alemanes. El juego era el primero en ser de vida o muerte, algo que quizás los ucranianos entendieron bien y no se amilanaron. Si tenían que vencer y morir por ello, que así sea.
Amos equipos anotaron dos tantos en el segundo tiempo y el clímax alcanzó su punto más álgido cuando, con el 5-3 en el marcador, Kuzmenko, defensa del FC Start, se volcó al ataque y sorteo a la defensa alemana, incluido al portero rival. Con el arco a merced y vacío, decidió humillar a sus rivales: miró a la tribuna y lanzó el balón fuera, lanzándola al público.
El árbitro de la Gestapo, ante tal humillación y sabiendo que poco podían hacer los alemanes. El 5-3 quedó grabada en piel tanto para alemanes como para ucranianos, que masticaban con honor su victoria, sabiendo que podía costarles la vida: La leyenda del ‘Partido de la Muerte’ surgió.
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Una semana después, el FC Start tendría su última victoria en el campo, un 8-0 ante el Rukh, esto antes de ser detenidos por el ejército nazi, acusados por tener, supuestamente, un vínculo con la policía secreta soviética, sin embargo, todo el mundo achacó esta detención a su victoria en el Partido de la Muerte.
Fueron recluidos en campos de concentración en donde se les torturó y donde Nikolai Korotkykh falleció.
Vladlen Putistin, hijo de Mijail Putistin, aseguró que solo tres jugadores, Nicolai Trusevich, Ivan Kuzmenko y Alexei Klimenko, fueron fusilados, los demás llegaron a campos de concentración, en donde muchos encontraron la muerte.
Fedir Tyutchev, Mikhail Sviridovskiy y Makar Goncharenko fueron los únicos sobrevivientes y se encargaron de contarle al mundo la leyenda del FC Start y de como un grupo de 11 ucranianos mal alimentados le pusieron cara a miembros de uno de los ejércitos más preparados de toda Europa y les negaron esa superioridad de la que tanto se ufanaban.
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La historia llamó la atención del público. La gesta fue publicada en un artículo de Petro Severov, “El último duelo, en el diario Evening Kiev, que hizo que un año después se publicara un libro profundizando en la historia, que se volvió popular en la URSS.
Dos películas - Tercer Tiempo (Mosfilm, 1964) y El Partido de la Muerte fueron filmadas, basándose en esta historia. Un monumento escultórico fue erigido en el estadio Zenit de Kiev, que pasó a denominarse el estadio Start en 1981. La historia también inspiró dos películas no soviéticas: La película dramática húngara Két félido un pokolban en 1963, y la película estadounidense “Escape a la victoria” en Latinoamérica, en España llamada Evasión o victoria, en 1981.
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