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Cada quien por su lado
Paolo Guerrero no entrenará más con el plantel de la UCV. El delantero trabajará por separado hasta que se resuelva su situación.
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Se ha quedado solo. Su negativa a no ingresar al campo la tarde del último sábado ha sido bien entendida por su club. La directiva de la Universidad César Vallejo (UCV) está dividida: unos quieren castigar al delantero negándole la posibilidad de irse del club de inmediato. Otros, como César Acuña, dueño de la institución, prefieren el diálogo. El político dijo ayer que cualquier salida del nueve de la selección debe conversarse con la dirigencia.
“El hecho de no haber querido jugar es porque sabía que jugando no podría irse a otro equipo, es un mensaje de que quiere emigrar. Si quiere irse a otro equipo tendrá que ponerse de acuerdo con el presidente del equipo y cuáles son las condiciones para dar por concluido ese contrato”, adelantó Acuña, en una respuesta que difiere de las intenciones iniciales de su hijo, Richard, presidente del club, que amenazaba con enviar a Guerrero a la congeladora.
Por lo pronto, Paolo entrenará solo. En horarios ajenos al plantel. Ayer lo hizo en la tarde en el complejo deportivo de esa institución. Así será hasta que resuelva su desvinculación con el club poeta. Una millonaria indemnización espera al Depredador si quiere marcharse de la UCV y buscar otro club. El delantero tiene contrato con la Vallejo hasta fines de temporada.
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