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William Luna y Jean Pierre Magnet: “Escribimos una historia que se quedará cuando no estemos”

Jean Pierre Magnet presenta el espectáculo de Serenata de los Andes en el Gran Teatro Nacional y su amigo William Luna será el invitado especial. Perú21 conversó con ambos artistas.

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Amigos, William Luna y Jean Pierre Magnet. (Foto: Javier Zapata).
Fecha Actualización
En todas las radios pasaban música andina de 5 a 7 de la mañana. Era la música de fondo cuando Jean Pierre se levantaba de la cama y alistaba para ir al colegio. Sonidos que se quedaron grabados como parte de su educación sentimental.
Los caminos de la vida lo llevaron por el rock a través de Traffic Sound, un viaje a Estados Unidos, luego Wayruro, hasta que llegó el momento de definir cuál era su misión en este mundo. “Cuando es tu camino, tienes éxito, porque no tienes miedo a nada; como lo haces con alma, corazón y vida, funciona”, me dice Jean Pierre Magnet, hoy con 74 años encima.
Y parte de esa misión fue la creación de Serenata de los Andes, un clásico de los grandes teatros del Perú. Puesta en escena que vuelve al Gran Teatro Nacional, y que tiene como invitado al reconocido cantautor cusqueño William Luna, además del Ballet Folclórico Nacional. La cita es este jueves 6 y viernes 7 de junio.
Magnet y Luna nos visitan en la redacción de Perú21. Entre risas y abrazos, no solo es una reunión musical sino también el encuentro de dos amigos.
¿Cómo se conocieron?
William Luna (W): Yo lo conocí primero como artista. Siempre he querido emularlo. Él llegaba al Cusco con artistas como Álex Acuña. Daban conciertos en el Teatro Municipal. En aquella época toda la escuela de música íbamos: ¡llegó Jean Pierre Magnet!
Jean Pierre Magnet (JP): ¿Cuántos años tenías tú?
(W): Veinte años menos que tú nomás. Es que él no se daba cuenta: siempre lo he admirado y admiraré.
William, ¿en ese tiempo ya eras músico?
(W): Ya era músico, era un rockero de los 80. Pero un rockero melódico. Pero cuando escuché Wayruro fue una de las cosas más hermosas que escuché. Y ya después alguien nos presentó por teléfono. Cuando me pasaron a Jean Pierre no lo podía creer: mi gran artista estaba en el otro lado del teléfono. Y él me dijo: “A ver si hacemos algo, William”. Y se cumplió. Nunca voy a negar que fue un escalón muy positivo haberte conocido (mira a Jean Pierre).
(JP): Para mí también, porque yo no me caso con cantantes, me tienen que gustar mucho.
Y eres frontal Jean Pierre, dices las cosas como son.
(JP): Y las melodías de William ya las había escuchado, y siempre me gustaron.
¿Dónde lo escuchaste por primera vez?
(JP): En la radio. Cuando lo conocí le propuse hacer sus canciones con el marco de Serenata de los Andes y lo hicimos. Salió muy lindo.
(W): Todo un álbum de diez canciones, de mis mejores composiciones y, además, dos huainos tradicionales con el arpa de Luciano Quispe. Y resultó ser el álbum que mejor se ha producido para mí. Y se llama Para arriba porque siempre nuestras expectativas son para arriba.
Y han girado juntos por Europa.
(JP): Dos veces.
(W): Siempre le decía “Jean Pierre, llévame a París”. Y un día me llama: “William, se cumplió tu sueño, nos vamos a París”. De ahí nos fuimos a Suiza, España, Alemania.
¿Y se llevaron bien en las giras? Jean Pierre tiene un temperamento particular.
(W): Sí, solo que de pronto había unas cositas que yo le hacía renegar. Mis horarios son difíciles para dormir. Estábamos en un hotel hermosísimo en una habitación doble.
¿Tú dormías tarde y Jean Pierre temprano?
(W): Sí, tempranito.
(JP): Me levantaba a hacer ejercicios y le decía “levántate pues, oye, acá cerca está la Torre Eiffel y tú estás en tu centro de cómputo como un huevón, estás metido todo el día ahí (con el celular y la laptop)” (risas).
(W): Hasta que un día le dije “sí, mañana te acompaño”. Desperté y Jean Pierre estaba entrando a la habitación. “Estoy listo”, le dije. “¿Cuál listo?, ya estoy volviendo” (risas). Y me lanzó un plátano, “aquí está tu desayuno” (risas). Todo con cariño.
Pero también la han pasado mal, ¿no?
(JP): Eso fue a la segunda vuelta.
(W): El que nos llevó hizo de chofer, mánager, sonidista, productor, dueño del local, él mismo se denunciaba (risas).
(JP): Un día llego al hotel de Bruselas, me había levantado temprano y William estaba así… (gesto de amargo). “¿Qué pasa?”, le digo. “Este huevón solo ha pagado un desayuno”, me dijo (risas). Esa fue la primera, ahí empezó.
(W): Y de los bonitos recuerdos fue que era la primera vez que llegaba a Bruselas y nos sentamos en la misma plaza, que era como de otro mundo. Estábamos sentados diciendo “qué hermoso”. Momentos en los que uno vuelve a ser niño. Si olvidas el niño que tienes, la vida no tiene sentido.
Ustedes son como niños.
(W): Quizás eso nos hace compositores, nos hace soñadores.
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¿Qué tiene la música andina?
(W): Yo me remontaría a las palabras de Pedrito Suárez-Vértiz: la música andina es totalmente peruana. Es una música que está metida dentro de nosotros mismos.
(JP): Probé con Serenata de los Andes y me salía sin esfuerzo. Pero los temas que hago son totalmente libres.
William, ¿qué hace especial a Jean Pierre?
(W): Él mismo. Es muy sensible y no le gusta que lo halaguen. Pero yo siempre le tiro flores, porque me encanta tirarle flores (Jean Pierre lo abraza). Es que es la verdad. Es como mi hermano mayor. Estamos escribiendo una historia que seguramente se quedará por muchos años cuando no estemos nosotros.
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AUTOFICHA:
-“También tengo un concierto el 3 y 4 de octubre con Eva Ayllón y La Gran Banda. Y en abril de 2025 lanzaré un proyecto que hice en cuarentena: Chabuca por siempre. Una música totalmente diferente, que el Chino Figueroa vistió y cuando me lo mandó me hizo llorar”.
-“Hemos hecho ‘Fina estampa’, ‘La flor de la canela’, ‘El puente de los suspiros’, ‘María landó’, ‘El surco’. Y Álex Acuña le ha puesto la percusión. Y a Álex también le rendiré un homenaje en el concierto de Serenata de los Andes en el Gran Teatro Nacional, la canción se llama Funky Álex”.
-“Y en el Gran Teatro Nacional también le rendiré un tributo a Sonny Rollins (93 años), saxofonista estadounidense que es mi ídolo máximo. Se trata de cómo tocaría él un huaino. Y he grabado cuatro canciones de Pedro Suárez-Vértiz, instrumentales. Tengo que mezclarlas y sacarlas en algún momento”.

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