Central, en lo más alto del mundo

Si lo comparásemos con los deportes, las artes o las ciencias, lo alcanzado ayer por Central sería como disfrutar de una medalla de oro en los Juegos Olímpicos o ganar un Óscar o un premio Nobel. El restaurante limeño fundado hace más de una década por el chef peruano Virgilio Martínez ha sido elegido como el número uno del mundo. El mejor, el más brillante, el más sabroso. La gastronomía peruana nunca pudo estar más alto.

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A su llegada a Valencia, España, sede de los The World’s 50 Best Restaurants (Los 50 Mejores Restaurantes del Mundo), todos los ojos apuntaban a la nutrida delegación peruana. Gastón Acurio, Jaime Pesaque, Mitsuharu Tsumura, Pía León y Virgilio Martínez eran los líderes de este equipo que olía demasiado bien. Todos formaban una constelación culinaria, protagonistas actuales de este boom que celebra un país entero y que desde hace algunos años viene dejando al mundo con la boca abierta.

Los presagios eran los mejores. Si Central —la mejor carta peruana— había llegado al puesto 2 el año pasado. ¿Por qué no pensar que este 2023 era el año de la consagración?

MANOS PERUANAS

Y llegó la noche y con ella se dio inicio a la ceremonia. El primer peruano en saltar de alegría fue Mayta, del optimista y talentoso chef Jaime Pesaque. El restaurante miraflorino se ubicó en el puesto 47, entrando por segundo año en este prestigioso Top 50.

Luego vendría el turno de Kjolle. El restaurante de Pía León, que el año pasado se ubicó como 67 del mundo, dio un salto de ensueño: un monumental puesto 28. Una casilla justa, pero que —estamos seguros— apenas resulta una parada para todo lo que este local tiene por darnos.

Y Maido, que ya nos tiene acostumbrados a pelear en lo más alto, no defraudó. Casillero 6 para el restaurante de Mitsuharu Tsumura que celebra con cada plato la comida nikkei.

Y con el avanzar de los minutos comprobaríamos que la gloria estaba reservada para Central, un nombre que ayer se convirtió en el principal embajador de la comida peruana y nos hizo inflar el pecho de orgullo. El tándem Virgilio y Pía, la dosis exacta de talento y trabajo, celebraron con un eterno abrazo. Todo el equipo Central sonreía a más no poder mientras los aplausos de las 1,500 personas que colmaban el Palacio de las Artes Reina Sofía se escuchaban interminables. A miles de kilómetros, en Pedro de Osma, los platos y cuchillos también resonaban.

Y si pensábamos que la noche peruana terminaba ahí, pues una comida no se acaba sino hasta el postre. Al finalizar la ceremonia, todos los chefs ganadores subieron al escenario para una fotografía y, entre palmas, llamaron a Gastón Acurio. La generosidad y la comida presentes.

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