Teresina Muñoz-Nájar acaba de publicar el libro ‘Desaparecidas’. (Foto: Martin Pauca).
Teresina Muñoz-Nájar acaba de publicar el libro ‘Desaparecidas’. (Foto: Martin Pauca).

Es periodista de oficio. Casi 20 años en la revista Caretas y cuatro que integran la investigación, el reportaje, el informe, los testimonios y la crónica así lo certifican. Sin contar sus textos para niños enfocados en la cultura y la identidad peruanas.

Pero el oficio también es un deber. Desaparecidas. El destino de miles de niñas, adolescentes y mujeres peruanas (Aguilar) es su más reciente libro. Visibiliza cuatro escalofriantes historias sobre violencia de género, hechos ocurridos en Lima, Urcos, Huamachuco y La Pampa. Me dice que no puede salir a marchar —por razones de salud— para alzar la voz por las mujeres desaparecidas, pero ser periodista y mostrar la violencia hacia ellas es su manera de marchar.

“Y soy periodista de corazón”, me dice y sonríe con cautela.

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Qué fuerte: cada día 36 mujeres son reportadas como desaparecidas en el Perú. Así lo escribes en el libro.

Y al año desaparecen, más o menos, 6 mil mujeres de todas las edades. El tema de desapariciones es bien complejo, porque recién se han puesto al día en la data. La información que hay es de 2018 en adelante; y de las personas que aparecen, de 2021 en adelante. Además, cuando aparecen las personas, a veces no dicen que ya apareció. Y hay chicas, adolescentes sobre todo, que aparecen después de días y no se les pregunta qué pasó. Hay falta de control, de estudio del tema de desaparecidos.

¿Y esa falta de control es por ineficiencia o porque es un tema que no interesa?

Ambas cosas. No sé si recuerdas a Solsiret Rodríguez, una de las activistas de Ni Una Menos; ella desapareció un día hace cuatro o cinco años y la encontraron cuatro años después enterrada en la casa del cuñado. ¿Cuántas mujeres estarán enterradas? ¿Quién las busca? Los familiares también se cansan de buscar. Los casos se archivan. ¿Cómo saber qué pasó con ellas? A raíz de la desaparición de Solsiret, la Defensoría se puso las pilas. Lo cuento en el libro. Además, está la Ley Brunito, que exige a las autoridades a registrar la desaparición apenas tú digas que ha desaparecido, así haya desaparecido hace media hora.

Aún se cree que deben pasar 24 horas para registrar la desaparición.

No tienen que pasar 24 horas. Cuando las buscan, la mayor cantidad de desaparecidas aparecen en las primeras horas… Pero en Lima, cuando las chicas desaparecen, con el geolocalizador del celular es más fácil para tratar de encontrarlas, como pasó el otro día en Miraflores. Pero mira en regiones, donde no hay Internet, ahí es más problemático.

La mayoría de casos de tu libro son de provincias.

Sí, solo hay uno de Lima: una lesbiana de 38 años que desapareció en el Centro de Lima, hace cuatro años y no se sabe nada de ella. Y la familia la sigue buscando. El Ministerio del Interior hizo un diagnóstico, y parte de él fue una encuesta en línea a 500 y pico policías, y la mayoría contesta que no tiene capacitación, no tiene recursos, tiene que usar su propia plata, no tiene carros. Y pasan cosas tan escandalosas como en Tacna, donde desaparece una chica —está en el libro— y los papás se levantan, se mueven duro y logran localizar el celular de la chica, que lo tenía la esposa de un policía, que era de la División de Desaparecidos de Tacna. El policía le había regalado el celular. Lo que pasó es que el policía había secuestrado a esta chica luego de captarla por Internet, la había matado y después la enterró en un pozo de 80 metros de profundidad, lo que mide una cancha de fútbol. Y cuando la desentierran, encontraron otro cadáver más abajo, de una chica de 14 años, asesinada por el mismo policía. Los padres de él sabían del caso. A este policía le dieron en primera instancia cadena perpetua, pero le han revocado la sentencia por 35 años. A los padres y esposa también les han bajado la condena. Es escalofriante. Y cómo las cosas se naturalizan.

‘Desaparecidas. El destino de miles de niñas, adolescentes y mujeres peruanas’.
‘Desaparecidas. El destino de miles de niñas, adolescentes y mujeres peruanas’.

El texto que abre el libro, “¿Qué pasó con ella?”, es igual de estremecedor, parece una historia protagonizada por el Estado Islámico.

Es terrible. El fiscal dice que se suicidó. Pero cuando lees el expediente, te despierta un montón de dudas. ¿Dónde estuvo esa niña todos esos días en un sitio tan chico como Urcos? Es un caso que te demuestra la desatención de las familias, la indefensión de las niñas.

En 2018 conversamos y me dijiste que había un contraataque machista. ¿Hoy en qué estado estamos?

Hoy también hay una negación de que existe la violencia de género. Tenemos un Congreso con una mayoría bien conservadora y negacionista, antiderechos. Ellos niegan que hay feminicidios, niegan la palabra género. Todo el colectivo Con Mis Hijos No te Metas es gigante y niegan ese tipo de violencia.

Hace poco hubo el caso de un programa deportivo en Internet donde varios de sus conductores hicieron comentarios desatinados y uno o más auspiciadores se retiraron, lo cual es positivo, ¿no?

Es una buena señal. Es que este compromiso de la violencia contra la mujer no solo debe ser de las feministas, que ya están satanizadas, cuando ellas están haciendo su trabajo, que es defender los derechos de las mujeres. Está bien que se enfoque la prevención en las mujeres, pero quienes tienen que cambiar son, sobre todo, los hombres.

Por cierto, la violencia no es solo en el Perú.

De la región y del mundo. Pero Perú está en ‘un nivel bien alto’. En Argentina hay una denuncia por día de desaparecidas. Y en México son 15 o 16 al día. En Perú son 36.

Es peligroso ser mujer.

Es peligrosísimo.

AUTOFICHA:

-“Soy María Teresa Muñoz-Nájar Rojas. Pero me dicen Teresina. Tengo 68 años. Nací en Lima, pero me crie en Arequipa desde bebita, hasta los 25 años. Soy periodista independiente, edito libros, acabo de editar un cancionero para Sinfonía por el Perú; ese tipo de trabajos. Me gusta escribir”.

-“Me considero más periodista que escritora. Me gusta el campo, salir, preguntar, viajar, averiguar, caminar. Estoy en descanso hasta el próximo año, que espero salga otro tema, tengo por ahí pendientes. Quiero seguir con el tema (de la violencia de género)”.

-“Me gustaría hacer una segunda parte de Historias deliciosas, que fue una cosa que hice para niños; me gustaría hacerlo para refrescar un poco la cabeza. Una se siente triste y atemorizada (luego de escribir libros como Desaparecidas). Además, cuando eres más mayor, tienes más miedos a todo”.

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