Silvia Vásquez-Lavado, autora del libro ‘El abrazo de la montaña’. (Foto: Javier Zapata).
Silvia Vásquez-Lavado, autora del libro ‘El abrazo de la montaña’. (Foto: Javier Zapata).

A casi 5,900 metros sobre el nivel del mar se toma desayuno a la medianoche. Hace más frío, pero el clima es más estable. De la última base a la cima, hay cinco días perfectos de buen clima. Ese era el anuncio. Esa madrugada partieron.

La jefa de base preguntó a las cuatro personas que estaban por salir: ¿Cómo les gustaría que se les anuncie cuando lleguen a la cima? “Yo soy la primera peruana en subir al ”, dijo. Un título que decretaba la gloria. “O tu título de lápida”, me dice.

Silvia Vásquez-Lavado no solo alcanzó la cúspide, también le dio título a su libro. Y narró su experiencia en El abrazo de la montaña. Una historia de valentía y redención (Planeta), que publicó originalmente en inglés y que ha sido traducido a más de diez idiomas, como el italiano, alemán, francés, japonés y, este año, español. Libro que será llevado al cine y protagonizado por Selena Gómez.

“No es tanto la historia mía, sino el propósito de llegar a tantas personas”, me dice. Su voz es sólida y curtida. Si el Everest tuviera voz, sería la suya. Pero no solo escaló montañas, también enfrentó abismos. Sufrió violencia sexual, migró a EE.UU., cayó en el alcoholismo y se declaró gay. Con los pies en la tierra y al nivel del mar, hoy es activista, montañista, escritora y ejecutiva de la industria tecnológica en San Francisco.

Una vez que cruzó los 8,300 metros sobre el nivel del mar, aquellos días de 2016, ingresó a la zona de la muerte, donde el cerebro empieza a morir. Solo queda llegar a la cima, a los 8,848 m.s.n.m., y descender.

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¿Qué experimenta tu cuerpo cuando estás en la zona de la muerte?

Es como una desconexión. Parece como si flotaras. Con oxígeno o sin oxígeno tu cerebro está activamente muriéndose.

¿Qué pensabas?

O rezo o cuento números. Y asciendes hasta los 8,848. Son 12 horas que estás técnicamente muriendo.

¿Subes al Everest para salvarte del alcoholismo o para acercarte a la muerte?

Fue agradecimiento. Lo que me llevó a esta aventura fue una sesión de ayahuasca. Ver la montaña en esa sesión fue “déjame darle gracias”. Decido llevar el dolor que aparece en la ayahuasca hasta la montaña más alta del mundo.

¿Pero cómo confiar en una premonición o visión?

La adicción que tenía era tan fuerte y a veces trataba de buscar ventanitas de ayuda y nada funcionaba. Una vez que vi las montañas, mi adicción y todos mis problemas se convirtieron en una cosa tan chiquita…, y ahí tuve una conexión. Y le dije: “Me estás cambiando la vida, montaña, quiero darte las gracias y me estás inspirando a regresar”.

¿Por qué dejaste el Perú a los 18 años?

No solo para estudiar. Como una manera de poder empezar una nueva vida fuera de tanto miedo que tenía acá. Cuando tuve el abuso (sexual), no se lo dije a mi mamá hasta los 15 años. Y el abuso fue desde los 6 hasta los 10, y paró a consecuencia de que estuve haciendo la primera comunión y el abusador ya se había casado. Me confieso con el padre y en el quinto año de primaria nos enseñaron el cuidado personal, y empiezo a deducir. Era muy callada, en el colegio sufría bullying.

El libro.
El libro.

¿No te dijeron que no publiques tu historia?

Uno de mis hermanos no estaba feliz. Hablar de mi historia y de la manera tan abierta como lo he hecho, y no solo por el abuso, la autodestrucción personal, el sentido de vergüenza, es muy difícil, pero muchas personas se han identificado y me dan gracias por darles una voz.

Te vas a EE.UU., pero allá se agudiza tu situación.

Me fui con toda la intención de nunca mirar atrás. Puedo salir a adelante, soy una mujer sin pasado. EE.UU. era mi frazadita segura, tenía la vergüenza de Lima. Terminé la universidad y me fui a buscar trabajo, y el único sitio donde me pudieron dar trabajo fue en una compañía de licores. Y es ahí que empiezo a tomar y eso despierta en mí… Cada mes nos daban dos litros de vodka como bonus. Y ya en medio del alcoholismo, dos litros me quedaban chiquitos. Es una combinación del alcohol y también el darme cuenta de que soy gay. Me metí en problemas, terminé borracha en hospitales, terminé en la cárcel y tantos problemas, hasta que vine acá a hacer la ayahuasca.

¿Qué montañas se vienen?

Quiero regresar al Everest para 2025 y hacer un documental. Y quiero hacer la triple corona: Nuptse, Lhotse y Everest, las tres en una sola expedición.

¿La película saldrá vía streaming?

Sé que estamos conversando con varios estudios (en Hollywood). Sabemos que hay un par de estudios grandes bien interesados.

¿No le tienes miedo a la muerte?

En Guatemala, de la nada, nos agarró la hipotermia. La primera montaña que hice, el Coropuna, casi me lleva. El año que hice el Everest, tuve un accidente y terminé en el hospital, me encontraron un tumor cerebral. Sé el riesgo que es el montañismo, pero trato de estar preparada para no poner la vida en peligro. Pero existen factores que no se pueden controlar, como las avalanchas. Por otro lado, la vida también es complicada, nunca sabemos lo que pasará. Trato de vivir la vida sin pensar “hubiera hecho esto”, pero no tomo la vida en vano.

No puedo dejar de preguntarte por tus manos, sobre todo la punta de los dedos. Tienen las huellas de la cima, como si la hubieran abrazado ayer. Manos hechas en la montaña.

(Mientras responde, las mira). Es un agradecimiento. Son cinco años y tres meses de sobriedad, pidiéndole perdón a todo lo que he maltratado.

AUTOFICHA:

-“Soy Silvia Marlene Vásquez-Lavado, tengo 49 años. Nací en el Hospital del Empleado de Lima. A Estados Unidos me fui con una beca de Biología Molecular, pero terminé con un grado de Administración de Empresas, con énfasis en Contabilidad y Negocios”.

-“En EE.UU. cambié de Biología a Contabilidad porque no sabía bien el inglés y nunca había estado en un laboratorio, y me parecía imposible. Quise agarrar computación, pero le dije a mi papá y me dijo: ‘Te regresas’. Agarré Contabilidad; mi padre era contador”.

-“Debo haber subido más de 30 montañas. Quiero sacar un segundo libro, esta vez sobre cómo vencer la adicción, cómo vivir una vida llena sin adicción. Ya tengo la primera escena. Doy charlas corporativas a nivel internacional y tengo la fundación, quiero empezar un proyecto en Perú en la educación”.

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