“Hoy en día creo que la sociedad (peruana) está normalizando que una mujer juegue al fútbol. Se está rompiendo esa barrera”.
“Hoy en día creo que la sociedad (peruana) está normalizando que una mujer juegue al fútbol. Se está rompiendo esa barrera”.

Desde los 12 años comenzó en el mundo del fútbol como un hobby. Hoy se ha convertido en su principal pasión y carrera. Silvana Alfaro, futbolista de 21 años de la categoría 2001, es también seleccionada nacional. Llegó como el cuarto refuerzo del equipo femenino de Universitario por todo 2023. La guardameta llega al club crema procedente de Racing Club de Argentina. Con gran entusiasmo nos cuenta su trayectoria a su corta edad. A pesar de que incursionó en el fútbol femenino muy joven, no deja de seguir soñando. Empezó como delantera en la categoría menor de su colegio María Reina, por entonces quería ser solo la número 9, guardando entre sus tesoros la admiración que sentía por Alex Morgan, una futbolista profesional y escritora estadounidense que juega como delantera en el San Diego Wave de la National Women’s Soccer League, y en la selección de Estados Unidos. Sin embargo, su destino cambió cuando le pidieron que cubra por un día a la arquera de su equipo que se había lesionado. Desde entonces, no paró. Su meta, tal como cuenta, es que las mujeres rompan paradigmas y que el fútbol femenino llegue a todo su potencial.

¿Cómo así empiezas a los 12 años?

La verdad siempre me han gustado todos los deportes. Y fue como a los 12 o 13 años que participé en el colegio y me encantó. Antes no me enganchaba tanto a nivel profesional y competitivo. Siempre me la he pasado jugando pichangas en los recreos, hace diez años, aproximadamente, en el María Reina. Nunca pensé que iba a jugar en Cristal, luego pasar a la selección, irme afuera y ahora jugar en la ‘U’. Siempre pensé que iba a ser un hobby. Ese es un lindo recuerdo porque esa parte de mi carrera influyó sobre cómo estoy hoy en día.

¿Qué hiciste al terminar el colegio?

Salí del colegio, fui a la UPC a estudiar Ingeniería Ambiental, dos años aproximadamente. Y cuando me fui al Racing, lo tuve que dejar. Pero ya me gradué y tengo un máster en Gestión de Administración Deportiva que me puede servir en mi carrera deportiva y que puedo hacer a la par de mi carrera profesional.

¿Tu corazón siempre fue de la ‘U’?

Bueno, de hecho soy hincha de la ‘U’, casi toda mi familia es hincha de la ‘U’, siempre estuve muy familiarizada con eso. Siempre he tenido más relación con ese sentimiento. De hecho, cuando dije que iba a jugar por la ‘U’, saltaron de alegría. Pero yo siempre me pongo la camiseta por el equipo que juegue. Eso nunca quedará en duda. Pasé seis años en Cristal, que fue como casa, con Muni, el Racing que me hizo agarrarle mucho cariño. Creo que ahora lo que vivo con la ‘U’ es muy especial.

¿Cómo ves tu carrera a futuro?

He estado esperando propuestas. Mi idea es quedarme dos años más en Perú y ver qué más hay e irme fuera. Ver cómo creció el fútbol femenino aquí es espectacular. Yo me fui en plena pandemia y de 2019 a 2021 fue todo un salto y fue una de las cosas que me llamaron la atención para regresar, y quiero seguir viviéndolo. La experiencia que me dio el Racing hace que quiera irme de nuevo y ver qué otras cosas se pueden hacer desde fuera.

¿Siempre jugaste de arquera o tuviste otra posición?

De hecho, cuando empecé a jugar en el colegio, fui 9 y siempre quise jugar de 9 porque, cuando jugaba con mis amigos, siempre tenía esa intención hasta que la arquera se lesiona y vinieron a decirme: “Creo que la harás bien en el arco”. Acepté porque se suponía que era solo una vez. La verdad que, cuando lo hice, me encantó, así que no quise regresar y me dediqué a tapar.

¿Cómo has vivido este salto de crecimiento en el fútbol femenino?

Cuando inicié, no sabía que existía una Federación Peruana de Fútbol Femenino, no sabía que existían clubes ni torneos locales. Cuando empecé, lo quería tomar como hobby, no tenía esa información, entonces, a los 12 años, en un fútbol amateur. Creo que ha sido un gran cambio en el fútbol femenino, que está avanzando muchísimo más rápido que el masculino. El proceso se está dando muy rápido para que se profesionalice.

¿A qué crees que se deba?

Creo que antes había mucha desconfianza en el fútbol femenino, por ese mismo sesgo que existía hacia las jugadoras. Hoy en día creo que la sociedad está normalizando que una mujer juegue fútbol. Se está rompiendo esa barrera. Hoy puedes ver a los hinchas de igual forma apoyando el fútbol femenino. Hoy en día también vemos a padres que llevan sus hijas a jugar fútbol, que quieren ver a sus hijas experimentar lo que es jugar fútbol. Vamos por la normalización en la sociedad de los derechos de la mujer.

¿Quién te hace pisar tierra y te apoya?

Mis padres siempre me apoyaron; quizá al inicio mi mamá tenía dudas porque el fútbol es un deporte de alto contacto. A veces salía con el brazo roto, con moretones, con un montón de cosas, y es en eso que yo empecé a interiorizar que esto era algo más. Mi papá me acompañaba a entrenar a todos lados, me iba al Rímac, luego a la universidad, luego me tenía que ir a la Videna, un montón de viajes. O me iba a la playa y tenía que regresar a jugar a Lima. Mi abuela también me apoyó mucho, no se ha perdido ni un partido.

¿Tienes tiempo para ti?

Obviamente a veces no, viajas un montón. Cuando me fui a Argentina, también fue así, mucha disciplina. Aquí se viaja mucho; estos dos últimos meses estuve fuera de Lima. Es un poco complicado tener pareja, ahora estoy muy tranquila.

AUTOFICHA

  • “Creo que la juventud debe perseguir sus sueños, creo en todas las peleas que se han dado para romper con la estigmatización. Soñar es importante y, como mujeres, saber el rol que tomamos dentro de la sociedad es una responsabilidad más”.
  • “Las mujeres somos bien competitivas, apasionadas y todo lo dejamos en el campo. No dejemos de ser así. A pesar del tiempo limitado por mi actividad deportiva en el fútbol, mi prioridad son mi familia y mis amigos. Estar en Argentina me hizo valorar mucho eso”.
  • “La vida es una constante para seguir creciendo. Me levanto todos los días a las 4 de la mañana para desayunar y luego ir a Campomar para entrenar con Universitario. Vuelvo a mi casa para almorzar, a la 1 de la tarde. Y, finalmente, en las tardes continúo entrenando en un centro deportivo”.