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Rowi Prieto: El actor peruano de la serie ‘Travesuras de la niña mala’ [ENTREVISTA]
Es el actor peruano de la serie 'Travesuras de la niña mala', basada en la novela de Mario Vargas Llosa. Una producción de Televisa y Univisión, que tuvo como uno de sus directores a Alejandro Bazzano, de 'La casa de papel'. Perú21 entrevistó a Rowi Prieto.
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El año en que se publicó Travesuras de la niña mala, a Rowi ya le decían Rowi. Tenía 13 años y era el 2006. Recuerda que una compañera del Colegio Franco Peruano llevó al salón aquella novela de Mario Vargas Llosa, y leyeron algunos fragmentos como si fuera una travesura.
Pero no se acordaba de aquella escena. Hace poco, la compañera de colegio le escribió y le dijo: “¿Te acuerdas que ese libro yo lo llevaba?”. Rowi o Roberto Prieto Silva ya tiene 29 años y es el actor peruano de la serie Travesuras de la niña mala de VIX+, la nueva plataforma de streaming de Televisa y Univisión, en la que da vida al Gordo Paúl. Basada en la novela del Nobel, fue dirigida por Alejandro Bazzano, que dirigió La casa de papel, y Pavel Vazquez. Esta adaptación tuvo, entre otros escenarios, la ciudad de París, en Francia, país donde nació Rowi.
Eran como las 9 de la noche en Buenos Aires y había ingresado a la ducha. Venía de estudiar, era semana de exámenes finales. Tiene la costumbre de entrar a bañarse con el celular cerca. De pronto, el aparato empezó a vibrar. Miró la pantalla y era la actriz peruana Alexandra Graña. “Hola, Rowi. ¿Estás gordo?”, le preguntó. Había un casting para México, que se apure y le mande una foto. Salió de la ducha, se secó al paso y sobre el cuerpo casi mojado se puso la ropa que encontró. No había ropa limpia. Se tomó la fotografía de pies a cabeza para postular al casting de Travesuras de la niña mala. “No lo busqué, pero me dicen que fue de los personajes en que más gente hizo casting y de los más pedidos”, me dice desde Lima. En un mes vuelve a Buenos Aires para terminar de estudiar. “Y después la idea es México, a ver qué onda”, adelanta Rowi sobre el futuro.
-¿Ya tienes un plan para México?
Plan no hay. Hay contactos, hay como una red bastante sólida de gente a la que puedo acudir, pero no hay ninguna propuesta todavía. No soy muy aventurero ni de irme a ver qué tal (lanza una breve carcajada)... no...
-¿Travesuras de la niña mala ya te abrió algunas puertas?
Sí... (Se detiene muy brevemente y, al parecer, cambia de rumbo). Lo que pasa es que el trabajo más difícil del actor y de toda la gente audiovisual, y para el que nadie te prepara, es el de hacer contactos, conocer gente. Afortunadamente, eso lo he logrado bastante bien. Me ha empezado a escribir gente que ha visto la serie; ha abierto puertas, de todas maneras, pero no me llueven las ofertas de trabajo.
-¿Te cuesta hacer contactos o naturalmente eres así?
Ambos (ríe). Ahora fui a la alfombra roja de la serie y me divertí un montón, pero es algo que hay que hacer y en otro momento de mi vida no lo habría hecho, habría preferido quedarme en mi casa, cómodo, y no ponerme un terno e ir a un evento social donde todo el mundo te está mirando.
-Pero desde el prejuicio a veces se cree que, más bien, el actor se alimenta un poco de eso, de la fama, de la popularidad.
Es más, los actores que conozco no son especialmente sociables. Creo que es lo opuesto; creo que los actores suelen huir un poco de eso.
-¿Qué nos dice este pasaje de la vida real en la que Vargas Llosa es uno de los protagonistas y donde él, primero, termina su relación con Patricia y hace unos días se anunció su separación de Isabel Preysler? Dejó todo por amor y hoy el amor le da la espalda, y todo sobre los 80 años.
Deja notar que es alguien que está dispuesto al cambio radical, que siempre cuesta un montón. Que es alguien dispuesto al cambio sin marcha atrás, que es algo sumamente complicado. Y hablando de Travesuras de la niña mala, muchos de los personajes pasan por eso: el cambio absoluto de vida; que cuando uno lo lee, se puede pensar: qué raro que los personajes sean tan poco reacios al cambio, es raro que todos los personajes estén dispuestos a voltear 180 grados su vida. Pero claro, cuando ves la vida privada del autor, sí pues, él es una persona que, a pesar de los años, no tiene ningún problema en cambiar radicalmente.
-¿Y eso está bien o está mal?
Si está bien o mal, no lo sé ni me compete. Mientras no cometa ningún delito, que haga lo que quiera.
-Hay quienes defienden el concepto de familia y que este debe conservarse hasta el final de los días.
También depende de qué consideres familia. Se dice que la familia es la unidad básica de la sociedad y que es lo primero que se debe defender. Pero hoy hay diversidad de familias: de dos papás, dos mamás, madre soltera, padre soltero, gente que vive con sus abuelos.
-¿Hay que entregarnos al amor?
Sí, pero a veces da flojera.
-¿Hay que hipotecar algo por el amor?
Todo menos el amor propio y la salud mental. Pero ahora la gente ya no se entrega, ¿no? Como que les da miedo... No sé, ‘si no me gusta algo de ti, chau, paso a la siguiente persona’. No sé, yo sí soy un poco más romántico.
-¿Para ser actor hay que entregarlo todo?
Uy... Te da herramientas para permitirte ser un romántico sin salir tan herido.
-El día que te llaman para avisarte del casting para la serie estabas bañándote. ¿Venías de un buen día o de uno malo?
Coincidentemente, esa semana había tenido reflexiones sobre qué bien que ahora hacía una licenciatura en cine, qué bueno que ya no tenía que hacer casting ni que tenía que actuar, porque estaba harto de actuar. Toda esa semana estuve pensando: “Qué bien que ya no actúo, qué bueno no tener que pasar por esos momentos de ansiedad” (risas). Y, finalmente, me escribieron para el casting de Travesuras de la niña mala. Esperé dos semanas para la respuesta.
-¿Es cierto que tuviste que engordar más de 30 kilos?
No tuve que... lo hice porque quería. Estaba con cinco kilos arriba de lo que quería estar, estaba gordito, pero no obeso. Y, cuando leí la descripción del personaje, dije: “Demonios, esta persona es tremendamente gorda”. Leí el libro y busqué información alrededor de mi personaje. Y dejé de cuidarme y empecé a comer pastas; si me daba hambre a las 3 de la mañana, comía. Debo haber empezado en 90 kilos y en la serie debo de estar en 120 kilos. Y ahora estoy adelgazando con una nutricionista. Las cosas se tienen que hacer bien. Uno no puede ir por ahí jugando a subir y bajar de peso como te dé la gana.
-Si hoy te encuentras por la calle con Mario Vargas Llosa, ¿qué le dirías?
Primero le doy un abrazo y le digo que lo siento mucho por su separación. Y seguramente él me respondería algo brillante. Y lo invitaría a pensar si en su pluma hay espacio para un universo fantástico, de ciencia ficción, que sería interesante leerlo.
AUTOFICHA:
- “Soy Roberto Prieto Silva, tengo 29 años. Nací en Francia porque mis viejos estaban allá, ambos estuvieron en un colegio francés. Mi papá tenía una empresa en Francia. Pero a menos de un año que nací, se vinieron al Perú, en 1994".
- “Ahora que grabamos en París, me dio tal crisis de identidad... porque yo estuve en un colegio francés, porque nunca regresé a Francia después de 29 años. Y lo peor, no tengo pasaporte francés, porque mis papás decidieron regresar”.
- “Hice el taller de formación actoral de Bruno Odar, luego el taller de Alberto Isola y luego empecé el taller de Roberto Ángeles, pero ese año me fui a Argentina, donde me he graduado de guionista y ahora hago una licenciatura de Dirección en Cine, que acabaré en 2023".
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