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Patricia Frayssinet: “Yo no pierdo la ilusión nunca; es tan bonito comenzar”
Es una de las protagonistas de la película ‘Viejas amigas’. Conversamos de las locuras de la vida, como el amor y el ser actriz. Perú21 entrevistó a Patricia Frayssinet.
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Esa mañana se escapó del colegio. Vio la puerta abierta y sin pensarlo, como quien cruza de una vereda a otra, caminó rumbo a su casa. No tenía ninguna tarea pendiente o algún curso difícil luego del recreo. Solo vio la puerta abierta y se fue. Su mamá le preguntó por qué te escapaste del colegio. “Porque la puerta estaba abierta”, dijo la niña de 11 años que solo quería ir a su casa.
“Nunca me gustó mucho el colegio”, me dice la actriz de 67 años y ríe con cierta picardía. Patricia Frayssinet hizo otras locuras en la vida; entre ellas, ser actriz. Y ahora es una de las protagonistas de la película Viejas amigas, de Fernando Villarán, quien también dirigió la entrañable cinta Viejos amigos. Se estrena este 23 de mayo.
Estamos sentados en el cine. En unas horas mirará por primera vez Viejas amigas. “Estoy emocionada, me muero de nervios”, me dice con su voz tenue y dulce.
Con su experiencia se pensaría que ya no hay nervios.
Todo hay. Cada experiencia es nueva. Entonces, los nervios siempre están.
¿Y qué hace especial esta ocasión?
Es la primera vez que protagonizo en el cine.
¿Usted elige qué hacer o acepta todos los llamados?
Yo tengo el sí fácil (ríe). Me emociono, me ilusiono muy rápido, con algo bonito por supuesto.
A veces, con tantos años en el oficio se pierde la ilusión.
Yo no pierdo la ilusión nunca. Es tan bonito comenzar y cuando ves cómo van saliendo las cosas, cómo va madurando.
La valla es alta, porque la versión masculina, Viejos amigos, es entrañable.
La valla la dejaron bien alta. Viejos amigos me encantó. La he visto como tres veces. Y caramba, me quito el sombrero. Qué actores, qué naturalidad, cómo han aprovechado tan bien los personajes. Y además, la historia es lindísima. Es un reto superar eso, es un temor (risas), porque la gente irá con la expectativa de ver algo igual o mejor.
Noto que en este caso las “viejas amigas” son más jóvenes y usted de las menores. ¿Cómo llega a los 67 años?
Yo pienso que estoy en un buen momento de mi vida, gracias a Dios estoy trabajando bastante en lo que me gusta. Y también dicto talleres. No paro, todo el día estoy trabajando.
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¿Es el mejor momento de su carrera?
Estoy en el mejor momento de mi carrera. Lo que pasa es que tengo tres hijos y criar hijos no va de la mano con este trabajo. Una actriz no tiene horario. Es difícil cuando tienes hijos chicos, yo he tenido que decir que no a cosas que quería hacer, hasta lloraba de cólera (risas).
Ahora está como liberada.
Claro, mis hijos están grandes.
Como una nueva adolescencia.
(Risas). Digamos que una nueva juventud, una nueva adultez. Y también va acompañada de la experiencia de vida, que es fundamental porque uno ya conoce sus emociones y un actor trabaja con emociones.
Disculpe la indiscreción: ¿parte de este buen momento es su relación sentimental con el escritor Nicolás Yerovi?
Yo creo que sí. Nicolás me ha dado mucha vida. Tener una relación ya grande —nos hemos juntado desde hace nueve años— ha sido muy interesante, porque ya juegan otras cosas. Con la madurez escoges cómo debe ser tu relación. Y tenemos una relación divina, muy bonita. Nos acompañamos, tenemos muchas cosas en común.
Con Nicolás la risa es permanente.
Por supuesto (estira la o).
¿Usted no le dice: “Nicolás ya deja de reírte”?
(Risas). No, por qué, yo también me río (risas). En la pandemia nos hemos reído tanto que los vecinos escuchaban las carcajadas (risas).
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Siempre será una buena señal que sobre los 50 o más años dos personas vuelvan a empezar una relación sentimental, porque se cree que una persona mayor ya no lo puede hacer.
Y, además, he tenido el apoyo de mis hijos. Adoran a Nicolás y están muy contentos de que yo haya rehecho mi vida. Yo he estado sola muchos años. Feliz de tener una compañía tan maravillosa como la de Nicolás.
En Viejas amigas una locura le da un giro inicial a la historia. ¿Qué locuras ha hecho usted en la vida?
Ay, Dios mío. Un montón (ríe), como escaparme del colegio.
Alguna vez entrevisté a su hermana, Yvonne Frayssinet, y las dos tienen una forma celestial al hablar y mirar. ¿Eso viene de la mamá o el papá?
Bueno, mi papá era un actor en potencia. Le gustaba mucho contar historias. Era muy gracioso. Los chicos del barrio lo iban a buscar para escucharlo contar sus historias. Hubiera sido un buen actor; él era cazador y trabajaba como administrador de una fábrica. Era muy visitado, muy querido por sus amigos. Tenía muy buen carácter cuando quería. Le decía a la gente: “¿Usted conoce a mis hijas? Salen en tal comercial o actúan en esta obra”.
¿Ser actriz ha sido una de esas locuras?
Yo creo que sí. No sabes si vas a tener trabajo. No es tan fácil.
¿Qué locura le falta hacer?
Me encanta viajar… Vender mi casa y con Nicolás irnos a dar una vuelta por el mundo. Sin ataduras. Nada. Liberarme de lo material y conocer el mundo. Me encantaría (sonríe).
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AUTOFICHA:
-“Soy Patricia Gilberte Frayssinet Gaviria. Tengo ascendencia francesa. Mi bisabuelo era francés. Tenía un negocio legal de venta de armas. Es más, ayudó en la guerra con Chile, prestó armas y como retribución el presidente le dijo qué quieres y él dijo: ‘educación para mis hijos’”.
-“Mi hermana Yvonne empezó primero en la actuación. Estudié teatro, pedagogía teatral. Recuerdo con cariño cuando Eduardo Adrianzén me llamó para la novela Tribus de la calle, en la época de Michel Gomez. En teatro recuerdo la obra Nosotras que nos queremos tanto”.
-“Estoy en Mamá está más chiquita, que es una obra teatral preciosa, musical, lindísima, se las recomiendo, vamos de viernes a lunes. Y también tengo otro proyecto teatral: voy a estar en Tito Andrónico en el Teatro Segura, de William Shakespeare y dirigida por Mikhail Page”.
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