Movida21: Saywa, culto al canto

La cantante ayacuchana Saywa acaba de publicar el videoclip de “Ven a mi sosiego”, una canción para sanar el alma.

Saywa también conduce el programa de TV Miski Takiy.

Actualizado el 29/06/2020, 07:30 a.m.

Se hizo tarde y ya no podían volver. Ella y su madre estaban en medio de la chacra recogiendo la cosecha de maíz y el cielo oscurecía. Su madre juntó cañas e improvisó un refugio para las dos en medio de la pampa, un lugar donde pasar esa noche. Y extendió una manta que sirvió como techo. Victoria Porras Quintanilla temblaba de miedo. Tenía 5 años. “No tengas miedo, estamos en la madre tierra, ella nos protege”, le dijo su madre. Puso las manos sobre la cabeza de su hija e interpretó un canto tradicional quechua. Una voz que le pide al alma que regrese al cuerpo. “Y sentí calma, sentí a la tierra”, recuerda Victoria, hoy conocida como Saywa.

Ella recupera esa tradición en “Ven a mi sosiego” (Qayapay), canción que acaba de presentar con un emotivo videoclip. Un kajelo puneño cantado en aymara y español, que originalmente llamó “Cajelo de la esperanza”, lanzado en 2019. Para la versión actual ha sumado una introducción en quechua; precisamente, recordando el ritual de su madre, un canto milenario para curar el susto. Tradición que Saywa ha conservado con su hija Damaris, también cantante.

“La cuarentena nos sorprendió. Empecé a sentir miedo. ¿Qué está pasando? ¿Qué va a pasar?”, revela Saywa a Movida21. Durante el confinamiento se cantó a sí misma, tal cual lo hacía su madre, como una forma de hallar respuestas. Así nació la idea de “Ven a mi sosiego”, que hoy trasciende en medio de esta crisis sanitaria global.

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PARTIR SIN DEJAR LA TIERRA

Ella y su madre tuvieron que dejar Ayacucho una noche de 1982. Lo hicieron a escondidas, por miedo al terrorismo, que ya asomaba con fuerza. Ayacucho era el epicentro de este fatal episodio en nuestra historia. La primera parada fue en Huancayo, donde Victoria, a los 13 años de edad, descubrió la música por la añoranza de la tierra. Cuatro años más tarde, migró a Lima sin un propósito definido, pero en la capital encontró la brújula: dedicarse a la música profesionalmente. Han pasado 33 años.

Desde entonces, ha producido seis discos. El último de ellos es Ayni Perú (2019). “Es mi mejor disco”, asegura. Álbum de donde se desprende “Cajelo de la esperanza”, hoy adaptada como “Ven a mi sosiego”. Y donde canta: “Sanaremos las heridas que dejaron huellas en el alma. Hoy más brillas tierra hermosa. La vida retoma su cauce”.