Luigi Valdizán es músico, actor y autor de libros para niños.
Luigi Valdizán es músico, actor y autor de libros para niños.

Los aparecían. Salían de la maletera del auto de su padre o al subir las escaleras de la casa o cuando de pronto cubrían las paredes. Tal vez pensaba que vivía en una biblioteca… Recuerda un cuento japonés sobre un erizo: había un árbol enfermo en el bosque y el erizo iba por la naturaleza recogiendo lo que consideraba necesario para curar al árbol.

Los pacientes psiquiátricos se escapaban del Larco Herrera y visitaban su casa para buscar a su padre. Luigi estaba sentado en el Volkswagen del 76, cuando aparecía un paciente y se metía por la ventana. “¿Está tu papá?”, preguntaba y regresaba al nosocomio.

Su padre quiso ser fraile, pero es psicólogo, docente, poeta, casi pianista y cuando cumplió 60 años fue aprendiz de latín. Y en su momento, fue director del Larco Herrera. Su madre, endocrinóloga y médico internista. También cantante de boleros y baladas. Ambos hasta ahora tienen un grupo de zarzuela. Ese era, y es, el universo familiar, donde crecieron Luigi y sus hermanos mellizos.

Luigi Valdizán no fue médico, pero fue clown hospitalario. Es actor. Músico en el grupo Colectivo Circo Band. Y escritor de libros para niños. El más reciente: Diente de león (Polifonía Editora), ilustrado por Motoneta. Me dice que a veces los hijos están condenados a completar las misiones de los padres.

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Pensando en Colectivo Circo Band, eres casi rockero y casi cumbiero. Pero conociendo la historia de tus padres, esa figura del ‘casi’ es profunda.

Es hacer de todo.

¿No es cierta esa frase que dice: quien hace de todo, al final no hace nada?

No es cierta. Depende de las necesidades expresivas. Siempre me ha llamado mucho la atención dedicarme a mil cosas.

Y ahora escribes libros para niños. ¿Un rockero es como un niño?

Totalmente. Para qué nos paramos en el escenario si no es para jugar y divertirnos. Cuando empezamos, hace casi 20 años, había esta idea de lo cool: ser frío, distante, ser bacán, esta fantasía medio anacrónica del poeta maldito, como algunos que conocemos (risas), pero no, lo que hace el quiebre es esta filosofía de no tenerle miedo al ridículo, de la horizontalidad, de que la fiesta se construye entre todos. Me encanta todo lo que es performático; ahora le dicen transdisciplinario. Y en los libros para niños hay mucho de eso, porque tienes el universo de la ilustración, el universo de la literatura, la música, la posibilidad de llevarlo a un escenario o a la calle, de convertirlo en un taller, en una exposición. Eso me ha atrapado.

¿Primero escribiste un cuento o una canción?

Lo que siempre he hecho son canciones. Y en este ínterin entre el payaso y Colectivo Circo Band empecé a componer para el teatro, y en el teatro musical las canciones deben resolver ciertas cosas que no se están dando dentro del texto de la escena. De ese ejercicio de escribir canciones más narrativas, me junté con Fabiola Castro porque con el ‘Awelo’ (Jorge Miranda, guitarrista de Colectivo Circo Band) teníamos un grupo de canciones huérfanas y Fabiola nos dice “¿por qué no hacen un cuento?”. Y un concierto tiene su dramaturgia: sales de un lugar, tienes que llevar a la gente hacia otro y terminar en un lugar donde sientan que ha habido una transformación. Más o menos armé eso y escribí el cuento en verso, como una gran canción.

Tus libros anteriores son para niños, pero ‘Diente de león’ es para los más chicos.

Es una actividad en conjunto: los padres leen con los hijos. El niño lo mira, descubre colores y algunas palabras. Me encanta obligar a los papás a jugar o pasar tiempo con sus hijos. Uno al final puede tener ciertas pretensiones de escribir para determinado público, pero al final nunca escribo para una edad.

El libro.
El libro.

El tema de fondo en ‘Diente de león’ es la libertad, que las cosas cambian. Supuestos temas de adultos.

Pero es que los niños son brillantes, entienden y son personas curiosas.

Alguien te diría cómo les vas a hablar de libertad a niños.

Porque necesitan hablar de temas importantes. Cuando el niño te pregunta por qué el pasto es verde, no te está preguntando una tontería. Y ellos responden las preguntas no en términos adultos de eficiencia sino en términos poéticos de experiencia. La poesía es el lenguaje de las infancias. El año antepasado estuve haciendo una maestría en Madrid y me cuestioné mucho por qué los niños no están incluidos en los discursos de la contemporaneidad, por qué las creaciones artísticas de las infancias no son consideradas creaciones artísticas. Tendemos a leer a las infancias como adultos incompletos o adultos en proceso, cuando no lo son. Los niños son el universo en su potencia máxima. Y por eso la poesía es su lenguaje, porque es el lenguaje más abarcativo, es la posibilidad más rica que nos da la palabra de abordar el mundo.

En ‘Diente de león’ escribes sobre la partida, un tema complejo.

Diente de león también habla del derecho a las infancias, de florecer en la tierra que les tocó caer. De la libertad, no solo de esta de “yo decido por mí”, sino también de la libertad y derecho de encontrar espacios públicos, de florecer junto a los otros. Hay un verso que dice: “cada parte aún era yo”, y es eso.

¿Te atreverías a decir cómo estamos formando a los niños?

No tengo hijos. Es fácil hablar de repente. Pero veo muchas soledades. Creo que se ha perdido la crianza en comunidad. Cuando viví en Barranco de chico, a los 4 años, tenía mi vecina, la señora Chabuca, que me invitaba aguaymantos del jardín.

AUTOFICHA:

-“Soy Aldo Luigi Valdizán Cassinelli. Tengo 41 años. Nací el 1 de junio de 1982, en Lima, en el Hospital del Empleado. Estudié Comunicación Audiovisual en la Católica. En el medio me botaron porque ‘triquié’ matemática. Estudié idiomas (inglés, francés), clown y cómo hacer velas”.

-“Volví a la universidad y terminé. Me metí a hacer un año de Artes Plásticas, terminé con una deuda enorme y tuve que ponerme a trabajar. Estoy en una obra de teatro, dicto talleres de creatividad y artes escénicas para niños. En julio publicaré tres libros más”.

-“Esos tres libros los publicaré con Pesopluma. Déjame mencionar muy especialmente a Motoneta (ilustrador de Diente de león), es un artista increíble, trabajamos muy rápido, dialogamos muy bonito. Importante mencionar a Gabriela de Polifonía. Y estoy trabajando un nuevo libro con Andrea Lértora”.


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