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Acortando brechas: educación digital en zonas rurales de Cusco

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Competencias. Los niños de Quispicanchi han desarrollado habilidades digitales y aprenden jugando en quechua y castellano. (Foto: Jorge Capuñay / Asesores)
Fecha Actualización
Con las mejillas y manos quemadas por el frío, me recibe una decena de niños de quinto de primaria. Sus miradas desconfiadas resaltan sobre sus coloridos trajes típicos. Los saludo y sonrío al preguntarles: “¿Qué están haciendo?”. “Aprendemos de la tablet”, me responden, mientras hacen gala de su ágil destreza con los dedos sobre la pantalla. De pronto, ya no existo. Sus miradas y mentes se enfocan en un curso de medioambiente.
A 4,300 m.s.n.m., los alumnos del I.E. Maramp’aki (en Quispicanchi-Cusco) fueron de los pocos afortunados en continuar con su aprendizaje durante la pandemia a través de las tabletas donadas por Fundación Telefónica y el proyecto de educación rural Fe y Alegría 44. El trabajo conjunto entre ambas entidades ha estado enfocado en fortalecer, desarrollar y mejorar la educación integral en zonas rurales de Cusco, Áncash, Huancavelica y Piura, mediante un programa educativo que integra un plan de formación docente, acompañamiento pedagógico y tecnológico.
A diferencia de otros dispositivos, las tabletas que facilitan contienen programas educativos de lenguaje, matemáticas, ciencias y otras materias, que no necesitan Internet para funcionar, solo una red de intranet.
La directora Rosmery Bellido Aguirre narra el antes y después de utilizar la tecnología. “Ahora los alumnos tienen acceso a diferentes recursos digitales y pueden informarse más sobre las actividades que desarrollamos día a día”. Sin embargo, tienen claro que los maestros no son reemplazables. “La máquina no nos va a reemplazar, ya lo hemos vivido con esta pandemia. En nuestras manos está el cambio”, dice Bellido.
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No podemos olvidar lo importante de la inclusión bilingüe intercultural. Los niños aprenden orgullosos en su lengua materna: el quechua y en castellano.
Las brechas que intensificó la pandemia
Cuando en 2020 la pandemia llegó a ponernos la vida de cabeza, el Gobierno dispuso sus canales televisivos para programas educativos como Aprendo en casa y también se apoyaron en los smartphones para que los profesores supervisen y acompañen sus clases. Aunque fue una idea llena de buenas intenciones, se perdió de vista lo más importante que es la descentralización y el poco o nulo alcance de la señal en el Perú profundo. Ahí donde los niños caminan horas para llegar a sus alejados colegios. Una estocada para el Estado que aún no logra reducir las brechas educativas ni digitales.
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Un futuro lleno de esperanza
El testimonio de Amilcar Huamán (15), del I.E. 501432-Papa Francisco I en Kumuncancha, es un claro ejemplo de los beneficios que trajo la tecnología a su educación, pues aquello que facilitó su aprendizaje, ahora es su inspiración y quiere replicarlo en su comunidad.
Me encantaría cumplir mis sueños y hacer lo que más me gusta, como estudiar robótica”, cuenta con especial emoción. Es un hecho que esta metodología de educación ha sido un éxito y ahora queda que el Estado gire sus ojos hacia ellos y replique la fórmula para caminar por el mismo sendero de la igualdad de oportunidades.
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Mira la entrevista a Amilcar Huamán:
Tenga en cuenta
Durante el 2022, con el programa Comprometidos con la Educación se impactará a más de 800 mil escolares y profesores de todas las regiones del Perú.El 56% de las familias entrevistadas considera que sus hijos mejoran su aprendizaje con el uso de la tecnología y el 53% percibe que los escolares aprenden más rápido.Varias escuelas rurales son aulas multigrado; es decir, los docentes deben atender en un mismo salón a estudiantes de diferentes edades y niveles de habilidad.
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