"Abarcamos temas que no han sido resueltos, como la discriminación"

La primera vez que la Asociación Yuyachkani estrenó la obra de teatro Los músicos ambulantes fue en Comas, en 1982. En aquella oportunidad, sin más utilería que sus máscaras, Augusto Casafranca dio vida al burro, Ana Correa a la gallina, Teresa Ralli al perro, Débora Correa a la gata y Julián Vargas al maestro Rivadeneyra. Todos, personajes inspirados en el cuento alemán Los músicos de Bremen de los Hermanos Grimm y en la obra Los Saltimbanquis de Luis Enríquez y Sergio Bardotti.

Desde entonces, con presentaciones en grandes y pequeños escenarios en ciudades del Perú, América Latina, EE.UU. y Europa, Los músicos ambulantes no pararon en 35 años, y es hora de celebrar. Dirigidos en esta oportunidad por Miguel Rubio Zapata, el elenco se presenta este 17, 18 y 19 de febrero, en el Gran Teatro Nacional, con la participación especial del conjunto musical del Elenco Nacional de Folclore.

"Se trata de una obra que siempre ha sido solicitada por la vigencia que tienen sus argumentos, ya que acá abarcamos temas que no han sido tocados meticulosamente y que no han sido resueltos aún por el Estado o la sociedad, como la migración, la marginalidad y la discriminación", explica Casafranca a Perú21.

El sello distintivo de Los músicos ambulantes es que aborda los problemas sociales con mucho humor y diversión. Precisamente, Débora Correa nos dice que a la gente le hace mucha falta reírse. "La risa es sanadora. La gente quiere reírse porque tenemos tantos problemas de corrupción y discriminación que uno busca un oasis donde pasar un momento grato", subraya la actriz. No se pierda este espectáculo de lujo que ha dado la vuelta al mundo y ahora lo tenemos otra vez entre nosotros.