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La historia del hombre que llegó a las 600 pulsaciones por minuto y vivió para contarlo
Hace más de una década, el corazón de un hombre alcanzó las 600 pulsaciones por minuto, logrando marcar un récord al cual, afortunadamente, sobrevivió. ¿Qué ocurrió?
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Era 2012 cuando un hombre tetrapléjico fue ingresado al Hospital Universitario de Massachusetts, aduciendo un dolor en el pecho y mareos, por lo cual se le hicieron diversos exámenes, que mostraron que padecía de taquicardia y arritmia, es decir, su corazón latía más rápido de lo normal, además de hacer de manera irregular.
Debido al peligro que representa esto, fue ingresado para someterse a un tratamiento que normalice sus latidos cardíacos, tiempo en el que presentó varios nuevos episodios. Uno de ellos logró batir un récord: alcanzó las 600 pulsaciones por minuto.
Hay que tener en cuenta que el máximo normal de pulsaciones por minuto en el corazón humano es de 300, queda claro el por qué el hombre en cuestión alcanzó un récord, algo que no ha sido, más de una década después, superado. La mejor parte es que, pese a esta cifra extrema, el hombre sobrevivió.
Con 57 años y alcanzando la frecuencia cardíaca de un roedor pequeño, el hombre sobrevivió, con el plus que significa volver a la ‘normalidad’ tan solo 20 segundos después, siendo un misterio para los médicos que controlaban sus signos vitales en ese momento, aparte de un poderoso susto. Sin embargo, no se ha desvelado las razones detrás de ello.
¿Cómo late el corazón?
Los latidos de nuestro corazón, con el cual se bombea sangre a todo nuestro cuerpo, se rige por potenciales de acción, un mecanismo por el cual una descarga eléctrica viaja por las membranas celulares, provocando la transmisión de diversas señales. Las células cuenta con canales iónicos, en los cuales los de sodio, calcio y potasio se mueve, generando diferencia de carga, una especie de pila biológica.
En el caso específico del corazón, cada potencial posee un patrón, conocido como periodo refractario, que evita que las descargar sean muy continuas, dando al órgano un tiempo de inacción y evitar daños. Este tiene como duración 0,2 segundos, con el cual, un corazón no debería latir a más de 300 pulsaciones por minuto.
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No obstante, puede ocurrir que la corriente eléctrica del potencial de acción tome un camino diferente al habitual. O que el periodo refractario sea más corto de lo normal. En esos casos, puede ser que aumenten las pulsaciones por minuto.
En el caso del hombre, se le detectó una fibrilación auricular, o un latido irregular, en el que las aurículas y ventrículos no se contraen y dilatan en sintonía, algo que puede generar coágulos, aumentando el riesgo de un accidente cerebrovascular. Por suerte para el hombre antes mencionado, la fibrilación duró muy poco tiempo.
Pese a tener este resultado, no se sabe exactamente las razones detrás del evento, que por suerte no le arrebató la vida, aunque lo más probable es que el hombre, que ya tenía antecedentes de problemas de corazón, tuviese anomalías en las derivaciones cardíacas. Esta fue la primera y principal conclusión a la que se llegó, pero es imposible saberlo con seguridad.
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