Primeros auxilios psicológicos: Navidad y Año Nuevo (2/3) - Preparaciones, regalos y paz
Primeros auxilios psicológicos: Navidad y Año Nuevo (2/3) - Preparaciones, regalos y paz

EPISODIO 3

Hoy en la noche se celebrará la Navidad. Y, aún cuando no todas las personas siguen las mismas tradiciones, es innegable que el contagio de emociones de los/las demás tiende a influir en nuestro estado de ánimo. No obstante, sé también que estas fechas son difíciles para quienes sufrimos de problemas psicológicos y/o tenemos recuerdos de intensa nostalgia.

Por ello, a pesar de cualquier cosa que te puedan decir, recuerda que tienes el derecho a sentir lo que naturalmente emerja en ti. No necesitas forzarte a estar feliz, ni triste, ni tranquilo/a: permítete honestidad en tus emociones y en la manera cómo vivirás esta noche.

A la vez, es también tu deber hacer aquello que te pueda ayudar a sentir mejor, y, por eso, quisiera compartir contigo los siguientes tres auxilios psicológicos:

1. Preparación: piensa en lo que deseas hacer y no te exijas sonreír si no lo deseas. Ten un pequeño plan de intervención por si sientes mucha ansiedad, depresión o ideas suicidas. Recuerda aquello que te ayuda a sentirte mejor y no sientas vergüenza alguna en utilizarlo. Puedes tener cerca de ti el teléfono de personas que te puedan ayudar, lugares por visitar o tareas que te distraigan, no importa si son “navideñas” o no. ¿Te entristecen los villancicos? Pon la música que te gusta. ¿No te apetece cenar lo que otras personas desean? Prepara aquello que te haga sentir bien.

2. Regalos: regálate la oportunidad de vivir esta noche de acuerdo a lo que a ti te guste. Regálate, si deseas también, el estar con personas que te quieran y que comprendan cómo te sientes.

3. Paz: la verdadera paz no se encuentra en el exterior, sino en aquello que tú mismo/a puedes generar en ti, siguiendo el auxilio psicológico 1; quiero que sepas que, el solo leer esto, ya significa que lo estás haciendo muy bien.

Decidió ordenar su habitación a las 12 de la noche, luego de saludar a sus seres queridos. “¿Qué es lo que estaba haciendo? ¿Quién ordena en Nochebuena?” Esas eran las preguntas que las demás personas querían hacerle, a pesar de que nadie se atrevía a hacerlo. Quince minutos después, él salió de su habitación y dijo: “sólo necesité un tiempo para ordenar, para ordenarme a mí mismo y poder compartir con ustedes”. Ese día, las personas que lo querían entendieron que hay muchas formas de celebrar y de encontrar paz, y, eso, es ya un gran regalo.

Si necesitas ayuda, puedes visitar: