[OPINIÓN] Yesenia Álvarez: “Los golpes y los  negacionistas”. (Foto: AFP)
[OPINIÓN] Yesenia Álvarez: “Los golpes y los negacionistas”. (Foto: AFP)

Vamos a estar enfrascados buen tiempo en la discusión que la izquierda pretende imponer para apañar, minimizar y tergiversar lo que pasó el 7 de diciembre de 2022 en el Perú. Es preocupante esta narrativa que intenta desaparecer de la historia del Perú que lo que ocurrió ese día fue un golpe de Estado de .

Esta semana las declaraciones de Anahí Durand y del abogado Guido Croxatto se encargaron de poner en duda que fue un golpe. Sí, esta semana que se cumplieron 31 años del golpe de , la misma izquierda que condena el 5 de abril de 1992 no solo justifica, sino que niega el golpe del 7 de diciembre de 2022.

La exministra de Castillo Anahí Durand, en entrevista para RPP, dijo que no fue golpe sino que “el presidente hizo una proclama básicamente para desentrampar una situación, aun sabiendo que no tenía el respaldo de las Fuerzas Armadas y Policiales (…) En la práctica renunciar. (sic)”.

Castillo da el golpe porque manda inconstitucionalmente a disolver el Congreso e intervenir instituciones como el Poder Judicial, el Ministerio Público, la Junta Nacional de Justicia, el Tribunal Constitucional, tal como lo hizo Fujimori. Castillo quería gobernar por decreto, quedarse en el poder e instaurar una dictadura. Nadie que use mínimamente el pensamiento crítico infiere que allí hay una voluntad de renuncia.

Y lo más delirante llega con la defensa de su abogado Croxatto, quien señala que “no fue golpe sino un llamado social a una propuesta distinta, a un sistema institucional que no está funcionando”, y que “no se le respetaron las debidas garantías de un proceso a un presidente y que eso es lo verdaderamente grave para el futuro de la democracia peruana”.

Prácticamente su abogado está pidiendo que el Estado de derecho debería mantener a un dictador en el poder para cumplir unas supuestas reglas de procedimiento después de que Castillo vulneró ante todo el país, en televisión nacional y flagrantemente, reglas del orden constitucional, lo que lo convirtió en dictador. Y tiene el descaro de decir que es grave para la democracia que no hayamos mantenido en el poder a un dictador ¿Se entiende la gracia y la incoherencia? Son realmente inverosímiles los argumentos de los negacionistas del golpe de Castillo, pero aún así los repiten y difunden, y eso es más bien lo peligroso para el futuro de nuestra democracia; por lo que no debemos dejar de desmentirlos y señalar sus incoherencias y su talante autoritario porque, de imponerse esa mentira, esa será la historia que se va repetir de aquí en unos años.

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Franco Olcese